Editorial

 

El Estado Protector
Por: Michel H. Thibaud

 

La conmemoracion del 5 de Junio como el Dia Mundial del Medio Ambiente, instaurado ya hace mas de dos dacadas, ha permitido generar una conciencia en la comunidad elevando a los primeros puestos de importancia la proteccion de la Naturaleza. Sin embargo falta mucho por hacer ya que el comportamiento individual muchas veces no coincide con la conciencia colectiva.

Solicitan o reclaman, segun el caso, que las autoridades actuen rapidamente para sancionar, remediar o proteger el bien juridico “Naturaleza o Ambiente”.

Pero somos nosotros, los individuos o ciudadanos, quienes debemos cuestionar nuestras propias conductas. ¿Es el Estado, mediante sanciones, el que debe proteger el medio que nos permite vivir? ¿Es el Estado el que debe preservar los elementos basicos para nuestra supervivencia: agua, aire y suelo?

Si bien la responsabilidad constitucional del Estado es imprescindible, la respuesta es que cada uno de nosotros debemos tomar conciencia, y actuar en consecuencia, para evitar que la Naturaleza se destruya paulatinamente y lleguemos a un punto donde sea imposible vivir en el Planeta Tierra. Para ello es necesario que cada persona cumpla el rol que le compete. Que los empresarios, mediante los mecanismos productivos adecuados, eviten a toda costa trasladar a la sociedad los costos ambientales que generan. Que cada persona, en el uso cotidiano de los espacios publicos y privados, respete las normas minimas de urbanismo. Que cada ciudadano, cuando realice esparcimientos en las areas naturales, se comporte segun las normas de cada una de ellas. Que los agricultores utilicen la tierra segun sus capacidades productivas, evitando una sobreexplotacion. Que los madereros foresten en tierras destinadas y autorizadas para este fin. Que los pescadores no desperdicien toneladas de peces que son arrojados nuevamente al mar por tener poco valor comercial. Y podemos seguir con la lista hasa el infinito.

Tomar conciencia de que la conservacion del ambiente requiere un uso responsable que  impida su deterioro en el largo plazo y actuar en cosecuencia es en estos tiempos una “obligacion social”. Y esto no es una responsabilidad solo del Estado, el cual tiene su rol indelegable de contralor, sino tambien de cada uno de nosotros.

En general podemos decir que nuestras conductas se rigen por incentivos (economicos, sociales, etc.)  y por consiguiente debemos generar los mecanismos necesarios que nos lleven a un rpido cambio de conducta como sociedad.

Proteger un ambiente deberia ser, en el corto plazo, una externalidad positiva. Debemos aplicar nuestra inteligencia y creatividad para dar lugar a incentivos acordes a nuestras necesidades futuras. Si no nos tomamos el trabajo de incentivar las conductas sociales que permitan lograr la sustentabilidad integral de nuestra naturaleza, tendremos que trabajar duro en un futuro no tan lejano en resolver los desastres que ocasionemos. Y en la mayoria de los casos no tendremos ni la tecnologia, ni los recursos, ni el poder para lograr semejante tarea. El aire limpio, el agua potable y el suelo fertil son recursos naturales indispensables para nuestra supervivencia. Destruirlos conscientemente debeiía ser un “Crimen de Lesa Humanidad”.

Buenos Aires, 5 de junio de 2015 Publicado en la Revista Digital Argentina Ambiental
http://www.ecopuerto.com/RevArgAmb63.pdf