Cerrar los ojos,
ver la cruz,
sentir el dolor.
Correr la sangre,
oír los gritos,
sufrir tu crucifixión.
Desear tu perdón.
Querer clemencia.
Entender tu pasión.
Ver las yagas,
sentir las espinas
bajar la cabeza
y pedirte perdón.
Tomás Thibaud
11 de febrero de 2003.