La vida verde / Nuevas Tendencias
Nada se pierde, todo se recicla
Ante un mundo que agota sus recursos, el ecodiseño propone una alternativa
de refinada creatividad. Aunque todavía incipiente, este camino que
desde hace algunos años transita Europa ya llegó a nuestro país
Lámpara
blanda
Foto: Martín Lucesole |
Lo que me gusta de los objetos de recuperación
es que tienen una existencia, ya han vivido y la gente los ha desechado. Siguen
vivos, basta con darles una segunda oportunidad, dice uno de los protagonistas
de Los espigadores y la espigadora, poético manifiesto en contra del
consumismo filmado en 2000 por Agnès Varda. Algo tocó la película
en la percepción del público francés, a juzgar por el
aluvión de cartas, encomiendas y mensajes que recibió la directora
poco después del estreno. Entre otras cosas, la dama de la Nouvelle
Vague había señalado una de las mayores encrucijadas del mundo
desarrollado: la que forman el consumismo, el agotamiento de los recursos naturales
y la incesante producción de materiales de desecho con los que ya nadie
sabe qué hacer ni dónde ubicar.
Joan Rieradevall i Pons, profesor del departamento de ingeniería de
la Universidad Autónoma de Barcelona, indica una posible salida: el
ecodiseño. Definida como acciones orientadas a la mejora ambiental
del producto en la etapa inicial de diseño mediante la mejora de la
función, selección de materiales menos impactantes, aplicación
de procesos alternativos, mejora en el transporte y en el uso, y minimización
de los impactos en la etapa final del tratamiento, esta propuesta encontró eco
en directivas de la Unión Europea (indicaciones para el tratamiento
de envases, vehículos fuera de uso y ciclos de producción) y
en la creatividad de numerosos diseñadores industriales.
Por ejemplo, el proyecto Remade in Italy, lanzado hace unos tres años
en la región de Lombardía con el objetivo de impulsar la reutilización
de materiales descartados por la industria. En esa zona de Italia existe, además,
legislación que establece que el 35% de los productos adquiridos por
las oficinas de administración regional deben contener materiales reciclados,
mientras que en el resto del país el 30% de los gastos anuales de
las empresas estatales y semiestatales deben ser destinados a este tipo
de recursos.
La arquitecta Mónica Cohen, que desde 2001 organiza en Buenos Aires
la feria Design Connection by cientoporcientodiseño, dedicó al
ecodiseño la última edición de este evento, invitando
a participar a algunos de los responsables de la movida italiana: entre
ellos, el arquitecto Marco Capellini, creador del ReMade in Italy.
Italia ha adquirido un conocimiento al respecto del reciclado de material
con el cual realiza muebles y objetos de primera línea asegura Cohen.
En la Argentina veo muy buenas perspectivas. Cada vez hay más diseñadores
emergentes y reconocidos que apuestan al ecodiseño. Mónica está trabajando
en el anteproyecto de un futuro centro de ecodiseño en Buenos Aires,
que albergará una escuela para graduados y una incubadora de investigaciones
para el diseño de bajo impacto ambiental. En noviembre del año
pasado impulsó también la firma de un Protocolo Bilateral de
Cooperación sobre Diseño Sustentable entre el Ministerio de Medio
Ambiente del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y la Región de Lombardía,
representada por el Assesore Máximo Buscemi. Es el primer paso para
seguir el mismo camino que los italianos , asegura Cohen.
Entre los participantes del último Design Connection se encuentra Marisú Robin,
argentina radicada hace 30 años en Francia, que ha hecho del cartón
reciclado el material de base para la realización de sofisticados y
coloridos muebles. Lo recupero en empresas o negocios antes de que lo tiren
a la basura cuenta Marilú. Es mi pequeña contribución
ante la crisis planetaria. A mediados del año pasado, los visitantes
de la Semana del Diseño de Milán apreciaron las bondades de sus
muebles, así como las virtudes de los productos presentados por el resto
de la comitiva argentina que viajó a esta meca del diseño de
avanzada: Cristian Mohaded y su banco Bois hecho de descartes de la industria
maderera, Miki Friedenbach y sus almohadones realizados con envases de Tetra-Pack
y recortes de goma o cuero, Martín Churba con objetos basados en telas
de descarte industrial y los cordobeses del Estudio Gandía, creadores
de mesas hechas con tambores de lavarropas y sillones confeccionados con cabinas
de teléfonos públicos.
Premios y desafíos
Otra de las propuestas locales es la del diseñador industrial Alejandro
Sarmiento. Durante los 90, concibió un sistema para reutilizar envases
PET (polietileno tereftalato, las habituales botellas de plástico) y
luego, junto con su colega Miki Friedenbach, lo incorporó en el proyecto
Contenido Neto, iniciativa que se hizo conocida tras la crisis de 2001. A partir
de una herramienta sencilla la trincheta utilizada por la gente del campo
para cortar el cuero en lonjas, los diseñadores crearon un instrumento
capaz de convertir una botella PET de dos litros en unos 26 metros de cinta
plástica, apta para ser tejida en telar y ser utilizada después
en carteras, bolsas, sillas, banquetas, escobillones o lámparas. Definido
en su momento como una propuesta de neto contenido social, Contenido Neto
obtuvo el Premio a la Innovación Tecnológica en Puro Diseño
03, el Premio Diseño Ecológico del Salón del Diseño
Movelsul, Brasil y participó, a principios de este año, en una
exposición en Tokio. Este proyecto puede insertarse en cualquier parte
del mundo, comenta, sonriente, Sarmiento, y destaca lo que a su criterio constituye
el principal aporte del emprendimiento: el componente educativo, que permite
ver el potencial de la basura. Al diseñador le gusta rememorar su propia
reeducación al respecto cuando, a principios de los 90, viajó a
Nueva York y descubrió que existía un modo diferente de considerar,
manipular y utilizar la basura no orgánica generada por el alto consumo
de una gran ciudad. En la muestra que, entre fines del año pasado y
principios del actual, presentó en el Malba, fue posible observar algunos
de los resultados de una trayectoria creativa marcada por la sencillez, el
refinamiento conceptual y la experimentación: saleros hechos a partir
de latas de aluminio y bandas de caucho reciclado, sillones de base de hierro
cubiertos con tiras de caucho reciclado, pufs hechos con cilindros neumáticos
reciclados, cajas desarmables de PET reciclado. Alejandro asegura que, más
allá de su componente experimental, cualquiera de sus productos puede
ser perfectamente elaborado en serie. La revolución tecnológica
trajo la noción de descarte, que hoy se aplica a todo, incluso a los
humano reflexiona Alejandro. Pienso que hay que salir de esta lógica.
No estoy contra lo tecnológico, pero veo que en la actualidad se
descartan productos por razones que no tienen que ver con la necesidad.
Con un espíritu mucho más ligado a lo lúdico y al gusto
posmoderno por la cita, lo kitsch y la nostalgia, la diseñadora industrial
Violeta Brenman abrió, junto con su hermano Esteban, la tienda Cualquier
Verdura, donde se puede encontrar todo tipo de objetos recuperados (muebles,
juguetes y vajilla rescatados de volquetes callejeros o espacios como el del
Ejército de Salvación) y diseños confeccionados a
partir de materiales reciclados.
Empezamos en el altillo de casa, desarmando computadoras, rememora Esteban
mientras muestra una radio, una lámpara de pie y un monedero hechos
con diskettes en desuso. Somos conscientes de que lo nuestro no resuelve el
problema que representan los desechos explica Violeta. Pero al menos les
damos otro uso a elementos que hubieran terminado en la basura. De todos modos,
nuestro país aún tiene mucho por recorrer si se quiere proponer
un desarrollo serio del diseño sustentable.
Estamos a veinte años de distancia de las grandes potencias en lo que
refiere al ecodiseño, afirmó el ingeniero Guillermo Canale,
una de las principales voces locales a favor de esta tendencia, durante una
charla organizada por el Programa de Diseño del Instituto Nacional de
Tecnología Industrial (INTI). En ese encuentro se alertó sobre
la necesidad de equiparar nuestros parámetros de producción con
los de las naciones desarrolladas. La diseñadora industrial Raquel Ariza,
coordinadora del programa de diseño del INTI, elaboró un anteproyecto
enmarcado dentro del diseño sustentable, que propone una serie de aplicaciones
para el desecho de la lana (blousse). Así, de ser un elemento de descarte,
este material podría transformarse en relleno de almohadones, fundas
para aparatos electrónicos y accesorios de decoración e indumentaria.
El INTI también está impulsando un proyecto de certificación
en gestión de diseño, en pos de mejorar la competitividad de
la producción local e incorporar criterios ambientales durante el diseño
y desarrollo de productos y servicios.
Por Diana Fernández Irusta
Para saber más www.inti.gov.ar
Eco - máximas
De acuerdo con el ingeniero Guillermo Canale, un diseño ecológicamente
responsable exigiría cumplir con las siguientes estrategias:
Desarrollar nuevos conceptos (por ejemplo, el memobox, que al
reemplazar a la contestadora automática permite el ahorro
de recursos).
Seleccionar materiales de bajo impacto (como los autos en Europa,
cuya estructura debe contar con al menos un 80% de material reciclable).
Disminuir la cantidad de recursos utilizados.
Optimizar los mecanismos de producción.
Reducir el impacto ambiental durante el uso del objeto.
Prolongar la vida útil de los productos. |
Reciclar, todo un arte
Nos vamos de shopping, suelen decir antes de partir en busca de volquetes,
basurales, oportunidades varias a la vuelta de cualquier esquina. Todos ellos
se reivindican como artistas autodidactos y reconocen como madrina a la
doctora Yolanda Ortiz, primera Secretaria de Estado para los Recursos Naturales
y Ambiente Humano de la Nación en 1973. Hace menos de un año
que Alberto Vázquez (foto), David Acevedo, María Inés
Grande, Silvia Rossi, Tito Ingenieri, Nico Alligator, Sebastián Boado
y Miguel Angel Rodríguez conformaron el grupo Reciclarte, dedicado
a la práctica artística a partir de materiales de desecho.
Entre sus proyectos más inmediatos está el de participar en
lo que sería el relanzamiento de las tradicionales Galerías
Santa Fe (Avda. Santa Fe 1662), célebres por los murales (Raúl
Soldi, Juan Battle Planas, Leopoldo Torres Agüero, entre otros) que
las engalanan desde mediados del siglo XX. El objetivo es transformar lo
que siempre fue un espacio privado de acceso público en un espacio
de arte en interacción, comenta un exultante Alberto Vázquez.
Con el eje puesto en la recuperación, el reciclado y el consumo responsable,
se dedicará más de la mitad del espacio de la galería
a muestras plásticas, cine, danza y teatro, continúa. La iniciativa,
surgida a partir de una convocatoria hecha por Guadalupe Noble al artista
Bony Bullrich, promete hacerse realidad entre la primera y la segunda quincena
de abril. La gente de Reciclarte, entretanto, sigue produciendo obra, deslumbrándose
con las formas caprichosas que adoptan algunos residuos, estableciendo
contactos con grupos del exterior y reivindicando un nuevo modo de vincularse
con los objetos de uso diario, más cercano quizás al de la
generación de Alberto, que a los 60 años se enorgullece de
haber sido parte de una infancia que no conoció el plástico.
Fuente. La Nación
Fecha: 13 de Julio de 2008
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