Un mundo sustentable
Por Sabrina Cuculiansky
Que las futuras generaciones tengan el mismo acceso
a los recursos naturales del que hoy gozamos es un tema candente en la
agenda
política y ciudadana
de Europa. En América Latina, la cuestión tiene cada vez más
adeptos
Gota a gota, una canilla que pierde desperdicia
45 litros de agua potable al día.
Mientras tanto, en el mundo hay 1.200 millones de personas sin acceso a este
preciado y vital líquido. Pero hay más: utilizar energía
eléctrica cuando la luz natural es suficiente para alumbrarnos es un derroche,
tirar la basura sin discriminar el tipo de residuos colabora con la contaminación,
usar combustibles fósiles (derivados del petróleo) produce emisiones
de gases de efecto invernadero, que agregan impacto negativo al cambio climático.
 El
reciclado, una de las claves para hacer del planeta un hábitat
más vivible. Foto: Corbis
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Este fenómeno, que tanto preocupa en los últimos años, se
caracteriza por el incremento de la temperatura media del aire, la tierra y el
agua del planeta, una alteración que causa a su vez desastres naturales
como el derretimiento de los hielos ?con el consiguiente aumento del nivel del
mar? o una mayor frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos,
como olas de calor, incendios forestales, inundaciones, sequías, aludes,
tornados, huracanes...
Todas estas afirmaciones son ciertas, pero exponerlas de este modo crea un
peso tan grande sobre la conciencia de las personas que cada una cree imposible
hacer
algo al respecto: parece una utopía pensar en cómo una mínima
contribución podría cambiar en algo un panorama sencillamente devastador.
Sin embargo, hay varias maneras de contribuir, ya que numerosos países,
empresas y personas piensan en el tema desde hace más de treinta años.
La manera se llama sustentabilidad, muchos también la denominan ?consumo
responsable?, ?sostenibilidad?, ?responsabilidad social? ?si de empresas
se trata? o ?verdes? cuando se habla de algunos productos.
La sustentabilidad se puede aplicar a cualquier disciplina: turismo, arquitectura,
moda, arte, transporte, producción y consumo de todo tipo de productos,
y para que algo sea sustentable necesita cumplir con ciertos atributos en las
dimensiones de lo económico, lo social y lo ambiental. Pero si bien lo
ecológico puede ser sustentable, la sustentabilidad, no siempre es sinónimo
de ecología.
Hay muchos ejemplos de acciones sustentables: asegurar que el trabajador
tenga buenas condiciones de trabajo para que vuelva sano a su casa; que no
se pierdan
las identidades regionales en la fabricación de los productos y que ésto
le deje un aporte económico a la comunidad donde se elaboran; que el reciclado
de basura contribuya al mejoramiento del medio ambiente o que el papel con el
cual imprimimos tenga un sello de que proviene de bosques controlados. Que se
acorten las cadenas de trabajo en negro y la cantidad de tramos de flete que
se necesitan para fabricar y vender un jean o que se limite la cantidad de emisiones
de dióxido de carbono de los transportes. Todo eso es ejemplo de las
dimensiones que engloba lo sustentable.
En tanto el Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático (IPCC,
por sus siglas en inglés) habla de ?tecnologías de mitigación?
para controlar y reducir las dramáticas consecuencias del fenómeno
en la industria, el transporte, la agricultura, el manejo de los bosques o el
tratamiento de los deshechos, los especialistas recuerdan que lo más
importante es saber que cualquier acto que se realice hoy va a influir en
las generaciones
futuras.
Por eso, lo sustentable implica minimizar los daños que los actos humanos
puedan producir sobre el planeta. Por eso, se deben cuidar todas las actividades
humanas desde lo social, lo económico y lo ambiental para que las próximas
generaciones puedan tener el mismo acceso que tenemos hoy a ellas.
La historia de un concepto
La historia empezó en la década del setenta, y aunque en América
latina el tema suena muy reciente, las naciones desarrolladas piensan lo sustentable
como una prioridad en sus agendas. Hoy, la planificación sustentable tiene
tanto peso como un plan de marketing o de ventas. El término nace en 1972
durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano
celebrada en Suecia. Años más tarde, en 1987, la Comisión
de Medio Ambiente de la ONU emitió un documento titulado Nuestro futuro
común, también conocido con el nombre de Informe Brundtland, porque
fue la médica noruega Gro Harlem Brundtland, ex directora general de la
Organización Mundial de la Salud (OMS) quien, en 1987, que encabezó la
investigación.
En este estudio se advertía que la humanidad debía cambiar sus
modalidades de vida y de interacción comercial si no quería llegar
a una era con inaceptables niveles de sufrimiento humano y degradación
ecológica. Allí es cuando aparece el término sustentable,
definido como ?aquel (desarrollo) que satisface las necesidades actuales
sin poner en peligro la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer
sus
propias necesidades?.
En 1992 se realizó en Río de Janeiro la Cumbre de la Tierra, donde
el concepto de desarrollo sustentable logró una gran difusión.
Uno de los objetivos de la Cumbre fue encontrar un punto de equilibrio entre
las exigencias económicas, sociales y ambientales de las generaciones
presentes y futuras y al mismo tiempo establecer los fundamentos para una asociación
entre las naciones industrializadas y los países en vías de
desarrollo.
En el marco de la cumbre fue creado el Protocolo de Kyoto, un acuerdo internacional
con el objetivo de reducir las emisiones de seis gases que provocan el calentamiento
global: dióxido de carbono (CO2), gas metano (CH4) y óxido nitroso
(N2O), además de tres gases industriales fluorados. La reducción
global esperada es del 5 % entre 2008 y 2012 en comparación con las emisiones
del año 1990. Cada país obligado por Kyoto tiene sus propios porcentajes
de emisión a disminuir. En 2005, 141 naciones ratificaron el protocolo,
entre ellos Argentina y comenzaron a cumplir sus metas de reducción. Sin
embargo, los Estados Unidos, el mayor emisor de gases contaminantes del mundo
no firmó el protocolo, ni reduce sus emisiones.
Puertas adentro
La modificación de los hábitos de consumo en las familias es crucial.
El consumo de energía y de agua, la generación de desechos, los
hábitos de transporte y las preferencias alimentarias. Todo influye.
En el nivel mundial, el mercado de los productos verdes o sustentables creció un
40 por ciento. Los alimentos ecológicos, los fondos de inversión
socialmente responsables, los coches híbridos ?como el Toyota Prius? el
mercado de biocombustibles, los productos cosméticos sin pruebas en animales,
revistas especializadas. Hasta el índice sostenible del Dow Jones cotiza
muy alto en la Bolsa. Son bancos que pusieron empresas con fondos éticos,
y se venden muy bien.
Los países más desarrollados son los que más consumen: el
20% de los ricos utilizan el 80% de los recursos del planeta. ¿Cómo
instalar lo sustentable en países con necesidades insatisfechas? ¿Cómo
transformar un saco de alpaca de eco moda en un producto masivo? En las páginas
que siguen, algunas ideas...
La receta del futuro
En el último Congreso Mundial de Telefonía Móvil en Barcelona,
donde se lucen los últimos modelos sobre innovación y tecnología
móvil, el CEO de una compañía líder sorprendió a
todos: presentó el prototipo de un celular fabricado con latas de conserva
para la carcasa, caucho de neumáticos para el teclado y componentes electrónicos
de celulares desechados. ¿Sus principales argumentos? Ser cuidadoso con
el impacto que los procesos productivos tienen sobre el ambiente, y reutilizar
o reciclar materiales para no agotar recursos.
¿ Por qué un teléfono reciclado es noticia? ¿Por
qué se habla de un teléfono reciclado en el foco del evento cumbre
de celulares del año? Muchas empresas ya están reconvirtiendo sus
procesos para poder hablarles a ciudadanos preocupados por la preservación
de la calidad ambiental o la falta de equidad social, temas que se perfilan como
nuevas influencias en el momento de decidir la compra o no de un producto. Paralelamente,
desde distintos organismos internacionales ?donde convergen estados y organizaciones
civiles? se habla de fomentar ?hábitos de consumo más sustentables?:
consumo de bienes con bajo impacto ambiental en su ciclo de vida (eficientes
energéticamente, fabricados con materiales biodegradables, reciclados
o reciclables, disposición planificada) o de productos hechos por personas
que trabajan en condiciones laborales dignas. No se trata necesariamente de consumir
menos, sino de hacerlo de una manera más consciente, más responsable.
El quid es saber qué productos pueden ser o no sustentables, y para eso
hace falta transformación, sensibilización, información
y, fundamentalmente, educación. Eso sí, a largo plazo. Hay ?moda
sustentable?, ?turismo sustentable?, ?cosméticos sustentables?, ?diseño
sustentable o ecodiseño?. La mayoría de las veces que hablamos
de estos temas, las primeras preguntas son: ¿cómo se hace para
empezar a ser sustentable? ¿Podemos ser sustentables en la Argentina?
La respuesta es un gran desafío porque desde las empresas implica un modo
de ser y de gestionar, más que una ola a la cual se decide subir o no.
El desafío es construir alternativas creativas que satisfagan las necesidades
de los nuevos ciudadanos, pero que también promuevan un compromiso creíble
a largo plazo.
Por Cristina Raunich
Especialista en comunicación y sustentabilidad de MGH Communication Management. |
Fuente. La Nación
Fecha: 13 de Julio de 2008
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