Tecnologías apropiadas para la Agricultura Familiar:
Análisis y reflexiones sobre su generación en
situaciones representativas de la región pampeana periurbana
Por: Gabriela Giordano y Mariana Marasas
Introducción:
El presente trabajo parte de la reflexión sobre algunas
experiencias realizadas con agricultores familiares del cordón
verde platense, de Cañuelas y de Florencio Varela.
La misma se enmarca dentro de un proceso de investigación-
acción que intenta establecer un diálogo entre productores,
técnicos e investigadores con el fin de acercarnos
a las problemáticas del sector en general y de las
tecnologías
apropiadas para el mismo, en particular.
Al hablar de agricultores familiares, muchas veces se hace
referencia a la necesidad de generar “tecnologías
apropiadas” quedando tal vez, en forma implícita
la idea de que este sector necesita y/o reclama un tipo de
tecnología, que no es necesariamente, aquella que se
impone como hegemónica para el sector agropecuario,
al contrario, se requieren procesos de innovación apropiados
a las características diferenciales de las agriculturas
familiares que garanticen la sustentabilidad y su permanencia
en el ámbito rural.
En este trabajo se plantea analizar el abordaje tecnológico
propuesto en distintas situaciones de la región pampeana
periurbana.
Se propone analizar tres situaciones: El primer caso se trata
de una experiencia que surge a partir de una demanda puntual
de un grupo de agricultores familiares del cinturón
verde platense, en la cual se intenta resolver la falta de
herramientas manuales para el trabajo en las explotaciones,
con un taller de fabricación y diseño participativo
de este tipo de implementos. La segunda situación es
la de un grupo de productores familiares cunícolas del
partido de Cañuelas, que intentan optimizar su sistema
productivo, a partir de la adaptación y rediseño
de implementos utilizados en distintos momentos del proceso
productivo. Por último, la tercera situación
es la de una cooperativa de agricultores de Florencio Varela
que ante un problema productivo buscan la solución tecnológica
partiendo de un análisis sistémico e integrado
de sus sistemas productivos, con el fin de evaluar las potencialidades
del mismo, como por ejemplo el aprovechamiento de los recursos
locales, y así optar en consecuencia, por la mejor estrategia
tecnológica.
Si bien en las tres situaciones se plantea un problema y
una propuesta para su solución, se parte de distintos momentos
del proceso de desarrollo tecnológico participativo
de los grupos y con historias socio-productivas diferentes.
En cada situación se analiza como las soluciones tecnológicas
pensadas, son consecuencia de la interacción entre distintos
actores y se responden a un marco conceptual basado en la interacción
hombre naturaleza y en el análisis de sistemas.
En una primera instancia abordaremos el marco conceptual a
partir del cual analizamos estas experiencias, luego describimos
los tres casos de agricultura familiar periurbana, sus contextos
socio-productivos, sus demandas y la estrategia abordada en
cada caso.
Marco conceptual:
El presente trabajo analiza el abordaje tecnológico
propuesto en tres situaciones diferentes de la región
pampeana periurbana en un contexto de investigación
participativa con agricultura familiar.
Para esto resulta necesario referirnos en una primera
parte al significado que se le otorga a los conceptos
de agricultura
familiar, sustentabilidad, agroecología, tecnologías
apropiadas e investigación-acción.
Por agricultura familiar tomamos la definición del PNPAF
que se refiere a “un tipo de producción donde
la unidad doméstica y la unidad productiva están
físicamente integradas, la agricultura es un recurso
significativo en la estrategia de vida de la familia, la cual
aporta la fracción predominante de la fuerza de trabajo
utilizada en la explotación, y la producción
se dirige tanto al autoconsumo como al mercado”.
Por lo tanto, al encontrarse integradas la unidad doméstica
y la productiva, la agricultura familiar combina estrategias
que tienen que ver, por un lado, con la reproducción
del sistema doméstico y por otro lado, con la mejora
del sistema productivo, según los distintos objetivos
de la familia y la disponibilidad de recursos; frente a esta
situación encontramos una variada combinación
de estrategias, en donde el agricultor familiar, desarrolla,
adopta y adapta diferentes tecnologías.
En este sentido resulta interesente explicitar que “la
tecnología” no es ideológicamente neutra
y lleva la impronta de un determinado modelo de desarrollo.
Esto se debe, entre otras cuestiones a que por un lado, la
tecnología “introduce cambios estructurales en
el sistema económico, por ej. en la determinada utilización
de los factores de la producción , por otra parte, la
generación de un excedente económico a partir
del progreso tecnológico está acompañada
(…) por una distinta capacidad de apropiación
del mismo por parte de los diferentes grupos sociales.” (Adaptado
de Piñeiro M. et. al., 1975).
En consecuencia, planteamos que en un modelo o paradigma,
que persigue la maximización de beneficios y la entrada
de divisas a partir de la producción de bienes exportables,
la tecnología generada ha respondido al mismo, encontrando
en la simplificación de los agroecosistemas y en la
tecnología de insumos, herramientas que permiten cumplir
sus objetivos. Este paradigma, el de la ‘Revolución
Verde’ que se consideró en su momento como la
solución al problema del hambre en el mundo ha generado
una infinidad de problemas (Viglizzo et. al, 2007) que incluyen
aspectos productivos, económicos y socio-culturales,
que impactan en forma alarmante sobre el medio ambiente
y la sociedad.
Un ejemplo de ello es que “en las dos últimas
décadas disminuyeron un 25% las explotaciones y las
que existen son un 28 % más grandes, disminuyendo la
población rural y comprometiéndose el desarrollo
de las comunidades” (INTA, 2006), además
del alarmante impacto negativo sobre los recursos naturales
y
el ambiente.
Frente a esta realidad, existen diversos enfoques que
se podrían
denominar como alternativos y que priorizan aspectos como la
preservación del medio ambiente, aspectos culturales
y socio-económicos. El IPAF región pampeana toma
a la Agroecología, como la base científica para
el desarrollo de una agricultura sustentable. Para esto se
plantean que son tres los requisitos a tener en cuenta; primero,
que las unidades de producción se establezcan y funcionen
en armonía con el ecosistema, poniendo al servicio de
dichas unidades, los procesos ecológicos (ciclaje de
nutrientes y materia orgánica, la regulación
biótica, etc.) en función de las características
agroclimáticas particulares de cada región, en
segundo lugar, incluye en forma activa a las comunidades con
sus saberes, costumbres y tradiciones, enmarcadas en su contexto
socio-político (Sevilla Guzmán et al., 2006)
y en tercer lugar, entiende a la actividad productiva como
una necesidad de producir alimento sano para la población,
incluyendo la posibilidad de un acceso equitativo al alimento
(seguridad alimentaria) y poder potenciar la capacidad de las
poblaciones a decidir que alimento produce, cómo y donde
(soberanía alimentaria).
La AE se basa en los principios de la sustentabilidad
y su desafío es el de establecer otro tipo de relaciones
entre los ecosistemas, las sociedades y sus procesos de desarrollo,
con una visión a largo plazo, que promueva la conservación
de los recursos naturales y la calidad de vida de la población.
Esto implica la necesidad urgente de generar nuevas respuestas
a problemas relativizados o ignorados por el paradigma que
ha dominado el pensamiento científico del último
siglo. El desafío es construir una nueva manera de entender
y explicar las problemáticas actuales (Martínez
Mígueles, 1993) y que necesariamente se debe plantear
a partir de un nuevo paradigma o paradigma emergente, haciendo
de esta manera hincapié en su instancia de construcción
y de definición del mismo, en gran medida por oposición
con el anterior (Guzmán Casado, et al 2000). Por lo
tanto, se requiere generar conocimientos a partir de métodos
innovadores y estrategias para “deconstruir” los
esquemas de conocimientos y las formas de producción
que causan degradación social y ambiental, para generar
una construcción o “reconstrucción” dentro
del paradigma emergente (documento del EMBRAPA, 2006). En este
sentido, se plantea identificar que tópicos son los
que se deberíamos “deconstruir” y cuales
los que se deben profundizar a la hora de avanzar en la “reconstrucción” de
las estrategias de abordaje para el desarrollo y generación
de tecnologías apropiadas desde la investigación
científica agroecológica.
En este trabajo, nos planteamos dos aspectos de fundamental
importancia para avanzar en este proceso de transformación,
por un lado entendemos que la relación actual entre
el hombre y la naturaleza es de negación, en el sentido
de sentirse separado, no involucrado en sus procesos. Se requiere
redefinir el acceso a los recursos naturales y la responsabilidad
social de su uso. El reto es construir una nueva relación
sociedad-naturaleza.
Y por el otro, es necesario replantearse el enfoque o
la concepción
teórica a partir de la cual nos paramos para decidir
manejar los sistemas productivos intentando cambiar la visión
mecanicista-analítica, por una visión evolucionista,
donde se tienen en cuenta los procesos, el tiempo, los cambios
y la continuidad y ante el reduccionismo, partir de un enfoque
de sistemas, con la distinción (pero no aislamiento)
de sus elementos, sus interrelaciones y sus propiedades
emergentes.
Bajo este nuevo paradigma surge la pregunta de:
Creemos que este interrogante debe ser entendido como
parte de una realidad compleja que supone “una
reformulación
continua de una problemática que se irá definiendo
y redefiniendo en el transcurso de la investigación
(García, R 2006).
¿Qué entendemos por tecnología
apropiada?
En este sentido, un aspecto bastante estudiado es la
adopción
tecnológica por parte de la agricultura familiar y la
apropiabilidad de las tecnologías generadas. Por un
lado, varios autores se refieren a situaciones caracterizadas
por la falta de espíritu de progreso y de predisposición
para el cambio, adjudicando la falta de adopción tecnológica
a esa “característica natural” de las personas.
En esta postura se puede visualizar que no se han tenido en
cuenta las diferentes racionalidades que orientan la toma de
decisiones por parte de los agricultores, en consecuencia,
la generación de tecnologías se ha basado en
el supuesto de que todos los destinatarios de la misma son ‘seres
racionales’ en el sentido económico clásico
y por lo tanto buscan maximizar sus ganancias. Es por esto
que se los cree irracionales o sin espíritu de progreso
cuando no adoptan determinada tecnología que
va en ese sentido.
Otros autores incorporan a los análisis variables que
tienen que ver con aspectos socio-culturales e históricos.
Cáceres, et. al. (1997) analiza que “el procesamiento
e incorporación de nueva información y prácticas
tecnológicas por parte de los productores, tiene lugar
sobre la base de esquemas de conocimiento y modelos evaluativos
preexistentes, los cuales son transformados a través
de la interacción que se establece entre técnicos
y productores (….) La adopción tecnológica
implica entonces un proceso de apropiación de nuevo
conocimiento por parte de los pequeños productores que
es incorporado a la matriz de conocimientos previos”.
Se trata de poner ‘sobre la mesa’ los conocimientos,
ideas y visiones que las distintas partes traen, para poder
emprender un camino conjunto hacia la generación de
las tecnologías apropiadas en cada situación.
Graciano Da Silva (1999) se refiere a la tecnología
como “una relación social y no un conjunto de
cosas, como podríamos pensar, como las máquinas,
los productos químicos, las semillas, etc.. La tecnología
es un conjunto de conocimientos aplicados a un determinado
proceso productivo”.
Según Muchnik (1995) “…para que una innovación
sea adoptada, debe ser decidida, puesta en práctica
y controlada por los protagonistas o actores principales, de
la misma. Serían numerosos los ejemplos de fracasos
de innovaciones por falta de protagonismo”.
Otro factor
a tener en cuenta es el medio en el que se desarrolla el proceso
de adopción/innovación “Un medio desfavorable
(falta de apoyo técnico o financiero, legislaciones
restrictivas, políticas de precios o impositivas, etc.)
es frecuentemente causa de la no adopción de una innovación” (Muchnik,
op. cit.).
El PNPAF define los requisitos que se plantean como
necesarios para la generación de tecnologías apropiadas
y que dependiendo de la realidad de cada situación,
contexto, grupo de productores, estilo y relación con
su sistema productivo, se podrán cumplir algunos, y
que seguramente, lograr que se cumplan todos los requisitos
simultáneamente, será un desafío posible
en la medida que avancemos en la construcción de los
principios que, sustentados bajo otro paradigma, permitan logar
una nueva concepción en el abordaje de nuevas tecnologías,
apropiadas y sustentables.
En síntesis, se han planteado numerosos marcos teóricos
y metodológicos para el diseño e implementación
de tecnologías apropiadas (aquellos que lo asocian al
carácter endógeno de su creación o partir
de un listado de atributos o características deseables
o bien haciendo un análisis más complejo, a partir
de la construcción del espacio tecnológico, que
está definido por 5 etapas según Herrera (1981)
que una vez formulado tiene valor predictivo (citado en Cáseres,
op. cit ).
En este trabajo proponemos sumar una nueva mirada que
involucra la necesidad de pensar en el manejo de los
agroecosistemas
para la generación de tecnologías, pero que se
constituye bajo un nuevo paradigma o paradigma emergente con
respecto a la forma en que ordenamos, usamos, conservamos o
restauramos a la naturaleza y responde al marco teórico
agroecológico (IPAF Pampeana, 2007). Esto requiere por
un lado, visualizar otra relación entre el hombre y
la naturaleza y por el otro, establecer una mirada y abordaje
en relación a los sistemas productivos que potencien
la integralidad y todas las funciones que ocurren en él,
lo que implica entre otras cosas, no esperar la receta puntual
para resolver el problema puntual, donde se torna obvio la
improcedencia de los esquemas tecnológicos prefigurados.
Esto enfoque es necesario, entre otras cosas, para garantizar
la sustentablidad de las prácticas y la decisión
de optar por una u otra tecnología “apropiada” para
la agricultura familiar.
El desafío es logar definir con claridad las relaciones
que existen entre el hombre y el ecosistema que maneja y promover
una mirada sistémica e integral para el manejo de los
agroecosistemas y la elección tecnológica.
El enfoque tecnológico desde una concepción agroecológica
Para poder avanzar en esta idea debemos recuperar algunos
conceptos y conocimientos provenientes de la ecología. Maass plantea
que “en los últimos años se han generado
nuevos elementos conceptuales para la conformación de
lo que ahora se conoce como “manejo de ecosistemas” y
cita a Christensen et al. (1996) quienes definieron el manejo
de ecosistemas como “el manejo guiado por metas explícitas,
ejecutado mediante políticas, protocolos y prácticas
específicas, y adaptable mediante un monitoreo e investigación
científica basada en nuestro mejor entendimiento de
las interacciones y procesos ecológicos necesarios para
mantener la composición, estructura y funcionamiento
del ecosistema”.
Tomando como base lo que dicen estos autores y entendiendo
que un agroecosistema, es un ecosistema manejado
por el hombre para obtener alimento, fibras y otros
productos,
creemos
que su manejo y la aplicación de tecnología desde
un enfoque agroecológico, debe estar pensado en el marco
de la comprensión de su estructura y del funcionamiento
del mismo, vinculado íntimamente a sus particularidades
agroclimáticas y socio-culturales locales.
Adecuado de Stanford y Pool (1996) (citado en Maass
op. cit.) proponemos que para pensar en el manejo
de los
agroecosistemas o sistemas productivos y la elección de tecnología
debemos considerar los siguientes aspectos (figura
1).
FIGURA 1. Pasos a seguir en el manejo y la implementación
de tecnologías en los agroecosistemas.
Fuente: modificado de Stanford y Pool 1996.
En primer lugar proponemos que el programa de manejo y la elección
de una determinada tecnología comiencen con una evaluación
y síntesis del conocimiento de base sobre los procesos
que estructuran y mantienen funcionando al agroecosistema.
Esta evaluación no se restringe a los estudios de corte
científico, sino que también incorpora el conocimiento
tradicional que los productores tienen sobre el mismo. Esta
primera fase permite definir el agroecosistema; se identifican
claramente qué componentes del ecosistema y qué procesos
ecológicos son los más relevantes en el control
y/o mantenimiento de la integridad estructural y funcional
del mismo y, por tanto, deben ser incorporados al esquema de
manejo. Esta etapa lleva consigo lograr visualizar cuáles
son los Recursos Naturales que los productores identifican
en su establecimiento, la importancia que ellos le dan para
el manejo de su agroecosistemas, así como todos los
recursos locales con los que cuenta para el desarrollo de su
actividad. Esta etapa tiene varios propósitos: la revalorización,
la conservación, la apropiación de los recursos
naturales, el mantenimiento de servicios ecosistémicos,
la restauración, etc. Posteriormente, es preciso identificar
claramente el objetivo de manejo y los requerimientos tecnológicos.
Para ello, es de suma importancia identificar cual es el problema
principal y definir los motivos que lo causan y las consecuencias
que genera. Este análisis evitará equivocarnos
y por el contrario, nos permitirá abordar con certeza
la resolución del problema, y ya no atacar el síntoma
sino, ir al origen que causa el problema y resolverlo encontrando
las soluciones a partir de interpretar cuales y porqué fueron
los factores que lo causaron. Este ejercicio es un proceso
de construcción de las complejas redes que operan en
los agroecosistemas y de generar capacidades que permitan acceder
a esta mirada integradora del mismo. El siguiente paso es desarrollar
una estrategia de manejo para alcanzarlos. Es por ello que
el manejo requiere un proceso de interacción en el que,
tanto objetivos como estrategias, se afinan hasta lograr un
esquema factible y consensuado entre los actores involucrados.
El objetivo último es lograr optimizar la eficiencia
de todo el sistema, y no restringirnos sólo a un componente
en particular sin pensar en cómo se ven afectadas las
relaciones existentes con los otros componentes del sistema.
Esta idea se vincula fuertemente al concepto de tecnología
de procesos sustentada en un fuerte componente de información,
conocimiento y eficiencia incorporada, con una aplicación
casi personalizada del productor (Forján, 2008). Las
tecnologías de procesos requieren de un trabajo de programación
previo, presencia, aprendizaje y comprensión del funcionamiento
del agroecosistema, y un control o seguimiento del caso en
forma permanente. Más que un costo económico,
requieren de un aporte intelectual y de tiempo. Entran en esta
categoría todas las tecnologías de manejo que
promueven la optimización de los recursos disponibles,
fortalecen las interacciones positivas y sinergismos entre
sus componentes y mejoran los procesos ecológicos que
garantizan la estabilidad y resiliencia del sistema. Desde
este nuevo enfoque, lo que se plantea es que no se puede plantear
la tecnología solamente desde la maximización
de beneficios, sino que se hace necesario, principalmente para
los sectores más vulnerables como la pequeña
agricultura familiar, minimizar los riesgo, conservar sus recursos
locales, disminuir la dependencia de insumos externos y maximizar
los beneficios ecológicos, con lo cual se contribuiría
a la sustentabilidad del sector.
Los pasos anteriores, determinarán la facilidad con
la que se implemente la estrategia de manejo y la innovación
tecnológica. Sin embargo, aún cuando ésta
se ponga en marcha el proceso no terminará allí.
La innovación tecnológica en el corto, mediano
y largo plazos debe ser continuamente evaluada, a fin de corregir
cualquier desviación generada, ya sea por una mala implementación
o por la aparición de efectos no previstos. Es por ello
que se entra en una etapa de investigación y monitoreo
que retroalimenta el proceso en su fase inicial. Este mecanismo
de adaptar el esquema de manejo a las nuevas condiciones, asume
la realidad de que esta propuesta es un proceso dinámico,
donde permanentemente existirán cambios, adaptaciones
y modificaciones de las mismas en función de las necesidades
y los cambios que se sucedan en los sistemas productivos y
en la comunidad. La posibilidad del desarrollo de la agricultura
familiar no es solo una cuestión de disponibilidad de
tecnologías apropiadas. No hay desarrollo posible sin
actores que sean protagonistas activos del mismo y no hay innovación
tecnológica duradera sin reconocimiento social. Se considera
que los procesos de Investigación Acción participativa
generan el espacio adecuado para lograr incluir el conocimiento
práctico en la generación de tecnologías,
promover un enfoque sistémico de los agroecosistemas,
estimular un vínculo con la naturaleza y estimular la
capacidad de inventiva de las poblaciones rurales, como recurso
que debe ser urgente y eficazmente movilizado (IPAF pampeana,
2007), logrando el manejo autónomo y sustentable de
los sistemas productivos.
En base a lo planteado, se pretende analizar el abordaje tecnológico
propuesto en tres situaciones de la región pampeana
periurbana que se caracterizan por responder a un contexto
socio-productivo diferente, se parte de demandas que manifiestan
prioridades y necesidades definidas por grupos que se identifican
con modelos socio-económicos diferentes. Esto determina
directamente la afinidad hacia un tipo de tecnología
y la mirada que tienen sobre el para qué y el cómo
de esa elección. Todos estos son aspectos necesarios
a tener en cuenta para poder pensar la estrategia de trabajo
con el grupo, el abordaje de la problemática y los pasos
a seguir.
Caso 1:
El primer caso se trata de una experiencia realizada con
un grupo de agricultores familiares del cinturón verde
platense.
Características socio-productivas:
Los agricultores que participaron de esta experiencia y según
nuestros registros poseen entre 29 y 58 años de edad,
sus familias se encuentran constituidas por 4 a 6 personas
(esposa, hijos, hermanos, sobrino, etc.). En general, provienen
de Bolivia, Paraguay y del norte de Argentina (Salta y Jujuy),
emigrando al gran Buenos Aires por falta de trabajo, con el
fin de poder acceder a una mejor calidad de vida. Comenzaron
sus actividades trabajando como peones y luego como medieros
o alquilando quintas. Estas quintas se encuentran ubicadas
en la periferia de la ciudad, en algunos casos con difícil
acceso (caminos de tierra, piedra, con pozos y sectores inundables
etc.), cuentan con escasos medios de transporte público,
algunos poseen algún vehículo viejo o se trasladan
en bicicleta. Las viviendas son generalmente precarias (casillas
de madera y chapa).
La superficie promedio cultivada es de una hectárea
aproximadamente. La mayoría de los agricultores familiares
siembran diferentes tipos de hortalizas (acelga, lechuga, chaucha,
puerro, ají, zapallitos, rabanitos, radichetas, cebolla
y distintas variedades de tomates), que cultivan tanto al aire
libre como en invernaderos, y en menor cantidad siembran distintos
tipos de flores (claveles, margaritas y crisantemos), que cultivan
en invernaderos. También poseen el asesoramiento técnico
del Programa de Cambio Rural Bonaerense del Ministerio de Asuntos
Agrarios de la prov. de Buenos Aires (MAA), cuyos técnicos
extensionistas articulan en diferentes instancias con el IPAF
región pampeana.
Al instalarse en el cordón verde platense, estas familias
recibieron la influencia del modo de producción del
sistema dominante, principalmente de la mano de vendedores
de insumos y de productores de mayor escala. Orientados por
los principios de la revolución verde, gran parte de
los productores compran sus insumos (semillas, abonos, fertilizantes,
plaguicidas, etc.), solo en algunos casos los floricultores
producen sus propios plantines. El endeudamiento con el proveedor
de insumos, que presenta generalmente el rol de asesor técnico,
es algo común en la zona. Por otro lado, la dificultad
de acceder a un paquete tecnológico completo por falta
de recursos económicos, promueve la elección
de las opciones más baratas pero menos sustentables
y/o eficientes, como es el caso de la aplicación de
plaguicidas de amplio espectro . Esta situación acentúa
la dependencia por parte de los agricultores respecto de otros
actores de la cadena productiva con mayor poder económico.
La demandas de investigación surge a partir del trabajo
de relevamiento que el IPAF región pampeana realizó en
la zona. Durante esta tarea, se manifestó en varias
oportunidades la dificultad que presenta el sector para poder
acceder a herramientas manuales e implementos apropiados necesarios
para realizar diversas labores culturales en los procesos de
obtención de flores, frutos y verduras. Las causas que
originan esta situación son diversas, se pueden mencionar:
la falta de recursos económicos para adquirirlas y la
mala calidad y diseños de algunos implementos que existen
en el mercado, muchas veces fabricados con materiales poco
duraderos y/o muy costosos.
Hasta aquí se presentó la demanda puntual de
este sector, ahora resulta necesario contextualizar al mismo,
para poder luego presentar la estrategia abordada, con el fin
de obtener elementos para su análisis.
Contexto conceptual:
En este contexto, se visualiza que la concepción de
la actividad productiva de los agricultores familiares se encuentra
inmersa en el paradigma convencional, y por lo tanto sus demandas
y estrategias tienen que ver con la idea de seguir un camino
hacia sistemas de producción empresariales (caracterizados
por una elevada inversión de capital y dependencia de
insumos externos). Para ello buscan incorporar las mismas tecnologías
del sistema de producción que hoy los excluye.
Estrategia abordada:
En este marco y ante la demanda de acceder a herramientas
de trabajo manuales, el Ministerio de Asuntos Agrarios
de la prov.
de Buenos Aires y el IPAF región pampeana de INTA consideraron
interesante poder realizar una serie de talleres de capacitación
en fabricación e innovación de herramientas manuales.
Esta capacitación se enmarcó dentro del proceso
de investigación- acción, en una instancia en
la que se pretende profundizar una “demanda aparente” o
puntual, en este caso, la necesidad de adquirir herramientas
de trabajo y habilidades para su fabricación.
Durante la experiencia se fabricaron las herramientas
manuales mas utilizadas por los productores que son
en su mayoría
hachas (para cortar ramas y raíces), pisones (para armar
invernaderos), azadas, diferentes tipos de zapines (para carpir,
cortar los yuyos y mover la tierra) y plantadores, entre otras.
Los agricultores pudieron hacer innovaciones en las herramientas
fabricadas según sus criterios (tipo de materiales a
usar, formas y ángulos de las herramientas), también
aprendieron nociones básicas de herrería (soldadura,
manejo de los materiales, entre otros). Los agricultores se
llevaron las herramientas fabricadas para utilizarlas en sus
quintas y después de un tiempo se realizaron entrevistas
para evaluar el trabajo realizado.
Tecnología apropiada:
Si bien nuestra concepción de apropiación de
tecnologías tiene que ver con un proceso más
que con el cumplimiento estático de algunos parámetros,
podemos decir que los talleres permitieron fabricar herramientas
manuales mejoradas según los criterios de los productores
y adaptadas al manejo de los cultivos locales. Caracterizar
a las herramientas fabricadas durante la presente experiencia
como baratas, que utilizan materiales locales y reciclables,
que se generan en concordancia con la cultura e intereses locales
y su mantenimiento y reparación puede ser realizado
por los mismos usuarios, es un paso importante, que aún
no supera la instancia de validar herramientas rescatando algunas
variables consideradas como “apropiadas”, pero
que para el grupo de productores fue un avance hacia el reconocimiento
de que no todo lo de afuera o lo que el modelo nos propone
es mejor.
Caso 2:
Este caso se trata de la organización “Asociación
de Productores Familiares de Cañuelas” (APF Cañuelas).
Características socio-productivas:
Los integrantes de APF Cañuelas producen alimentos para
autoconsumo y venta. Algunos se especializan en algún
tipo de producción como conejos o chanchos, pero en
general poseen una base diversificada de producción
(huerta, granja, ganadería, frutales), trabajan dando
valor agregado a sus productos por ejemplo, elaborando conservas,
dulces, mermeladas, chacinados, etc. y tratando de aprovechar
al máximo los subproductos de cada producción.
Un ejemplo de ello es el caso de la cría de conejos
en la cual se aprovecha la piel, las patas, la bosta y restos
de comida que cae al suelo. El producto principal para la venta
es la carne pero también se hacen escabeches
y conservas.
Basan su actividad productiva en principios agroecológicos
puntualizando en la disminución del uso de insumos externos,
el cuidado de los recursos naturales y la humanización
del trabajo. Siguiendo con el mismo ejemplo, para la cría
de conejos arman sus propias jaulas, producen el alimento (alfalfa
y parte del alimento balanceado), generan condiciones de bajo
stress para los animales (jaulas amplias, limpias, con música)
con lo que logran disminuir las enfermedades y utilizar menos
remedios. Esta concepción se presenta a lo largo de
todo el proceso productivo, es decir, que cada parte del sistema
que desean mejorar, ya sea la producción de verduras,
carne, alimento para los animales, lo hacen buscando aplicar
los principios de la agroecología.
En general, los agricultores familiares de Cañuelas
son originarios de distintos lugares de la provincia de Buenos
Aires y tienen arraigada la idea de “producir alimentos
familiarmente”, como también la preocupación
por lograr su soberanía alimentaria y una “convicción
de construcción social y política bastante marcada”.
La presente experiencia de trabajo con ellos
surge de diversas instancias de encuentro, entre
ellas,
aquellas en donde
se definieron las líneas de investigación del IPAF
región pampeana. Las demandas planteadas por la organización
son de índole variada, pasando desde aspectos socio-organizativos
hasta cuestiones puramente técnicas, como ejemplo se
pueden mencionar problemas de suelo (piso de arado); problemas
de ardido de alfalfa en el campo durante la cosecha; la necesidad
de sistematizar la experiencia de trabajo en cunicultura; el
apoyo para construir participativamente un protocolo de producción
para la comercialización conjunta, etc. En este contexto,
surge claramente una necesidad de validación de tecnologías “apropiadas” en
diferentes momentos del proceso productivo cunícola,
considerado una de las actividades más
importantes del grupo.
Hasta aquí se presentaron algunas de las problemáticas
o demandas que esta organización presenta, ahora resulta
necesario contextualizar a la misma, para poder luego presentar
la estrategia abordada, con el fin de obtener elementos para
su análisis.
Contexto conceptual:
Se visualiza que la concepción de la actividad productiva
de los agricultores familiares de Cañuelas se encuentra
inmersa en un paradigma no convencional o alternativo. Su anhelo
por producir alimentos sanos, cuidando el medio ambiente y
con soberanía alimentaria los involucra en un proceso
de organización comunitaria y por lo tanto sus demandas
y estrategias tienen que ver con la idea de recorrer un camino
hacia sistemas de producción sustentables. Estos se
caracterizan por la disminución del uso de insumos externos,
el aprovechamiento de los recursos locales, la potenciación
de los procesos ecológicos y por la construcción
colectiva de una identidad propia. Para ello buscan incorporar
y/o recrear aquellas tecnologías que pueden aportar
a su sustentabilidad y al fortalecimiento de su organización.
Estrategia abordada:
La estrategia abordada por el IPAF región pampeana ha
sido desde dos perspectivas, por un lado, se profundizó el
conocimiento de la situación socio-productiva de las
familias productoras de Cañuelas, a través de
la realización de visitas y entrevistas a sus integrantes
y por otro lado, se participó de diferentes instancias
(talleres de capacitación, reuniones definitorias de
líneas de trabajo, experiencias de intercambio con agricultores
de otras localidades) generando espacios de intercambio entre
técnicos, productores e investigadores y poniendo en
práctica el concepto teórico de intercambio de
saberes. Finalmente se logra conformar un equipo, entre agricultores,
investigadores y extensionistas que permite ir delimitando
distintos problemas o áreas de interés para el
trabajo conjunto, identificar algunas hipótesis y planificar
en función de ello las actividades pertinentes.
Tecnología apropiada:
En esta experiencia vemos el cambio conceptual
operado por gran parte de los integrantes
de la organización. Queda
claro que su finalidad es producir desde una propuesta agroecológica
y avanzan en ese sentido desde distintas aristas socio organizativas,
económicas y ecológico - productivas. Su mirada
para la implementación de tecnologías se ha desarrolado
a partir de mejorar y hacer más eficiente los distintos
momentos que incluyen las prácticas de manejo involucradas
en procesos productivo cunícola. Es así como
se avanza en la validación de un multiarado para el
laboreo del suelo, una estrusadora peleteadora para el manejo
de la alfalfa, el mejoramiento de las jaulas para los conejos,
bebederos que optimicen la alimentación, el manejo con
insecticidas biológicos para el control de plagas y
enfermedades, etc. En este contexto, se ha podido avanzar en
relación a la experiencia anterior, porque se parte
de una aceptación de que hay otra forma posible de producir
y se ha tomado la decisión de hacerlo a partir de la
validación e implementación de distintas tecnologías “apropiadas” haciendo
más eficiente el proceso productivo en las distintas
instancias que involucra el mismo. Se piensa desde una relación
hombre-naturaleza distinta, donde el hombre se siente parte
y no se mira como un manejador de recursos para extraer de
la misma según intereses puramente económicos,
sino desde un lugar de respeto y aceptación de la necesidad
de conservar los recursos y el capital natural, entendiendo
que es uno de los aspectos que garantizarán la permanencia
de la organización y la continuidad
de las generaciones futuras.
Caso 3:
Características socio-productivas:
La Cooperativa APF surge con la finalidad
de mejorar las condiciones de vida
de las familias
y a construir
una propuesta
agraria
desde la Agroecología. Se
creó esta forma organizativa
de las familias productoras para
garantizar la representación
de los pequeños productores
en la zona y desarrollar proyectos
productivos de carácter
ecológico que
permiten impulsar la auto subsistencia
y seguridad alimentarías
junto a la venta de excedentes
en el mercado. La Cooperativa Agropecuaria
de Productores Familiares actualmente
produce
aves para huevos, pollos para carne,
horticultura, y cunicultura.
Cuenta
con una planta para la elaboración
de alimentos balanceados. La Cooperativa
funciona en La Carolina Rural que
pertenece al partido de Florencio
Varela, ubicado a 24 Km.
al sur de la Capital Federal y
está formada por 28 familias.
Es un sector marginado del desarrollo,
cuya población
mayormente vive en condiciones
de pobreza y de extrema pobreza.
Las familias provienen de migraciones
internas de las provincias del
norte y de países limítrofes,
expulsados por el mercado de trabajo
buscan recursos para la sobrevivencia.
La actividad económica se
centra en la relación
familia-tierra, sin mediaciones
tecnológicas de importancia,
baja productividad y con suelos
decapitados escasamente fértiles.
La mayor parte posee activos, en
particular tierra, cuyos derechos
de propiedad no son suficientemente
seguros (ausencia de títulos
registrados). Por otro lado se
contemplan las familias que integran
el Programa de Desarrollo Local
Sustentable de CEDEPO
(Centro Ecuménico de Educación
Popular), que corresponden a unas
250 familias. La cooperativa ha
alcanzado un mayor protagonismo
en la Mesa
de Organizaciones
de Productores Familiares de la
Provincia de Buenos Aires, siendo
motor de
articulaciones con organizaciones,
y con el Estado.
Las familias que integran la cooperativa
se caracterizan por tener una producción diversificada, esto implica que
poseen más de 3 actividades productivas en las quintas.
Sin embargo, lo cotidiano y las urgencias hicieron que generalmente
focalicen sus prácticas en 1 o 2 de las actividades
principales y han encontrado que aún no logran poder
planificar armoniosamente el conjunto de las actividades y
ven que descuidan algunos componentes, sub-aprovechando los
recursos disponibles. La demanda de los técnicos y productores
de la organización fue la necesidad de comenzar a integrar
estos componentes del sistemas productivo, intentar trabajar
con el grupo la identificación y revalorización
de todos los recursos con los que se cuentan en las quintas
y avanzar hacia una mirada sistémica
e integradora que permita potenciar
los procesos
y funciones que ocurren en el
agroecosistema.
Contexto conceptual:
Al igual que la experiencia anterior,
queda claro el marco conceptual
agroecológico
es desde donde se para la organización para su proceso de desarrollo.
Está incorporada la idea de producir junto con la conservación
de los recursos naturales, y la inclusión de los sectores rurales excluidos
por el actual sistema. El objetivo de producir alimentos sanos preservando
la integridad del ambiente y con soberanía alimentaria es un desafío
permanente y así es que la organización se plantea estrategias
para lograrlo. Para ello buscan incorporar y/o recrear aquellas tecnologías
que pueden aportar a su sustentabilidad y al fortalecimiento de su organización.
Estrategia abordada:
En el marco del proceso
de investigación acción
participativa se llevó a cabo una reunión con los técnicos
de la organización y los investigadores del Ipaf para acordar y planificar
las acciones a seguir en el marco de la presente IAP. Se acordó que
uno de los objetivos principales del proceso sea poner en valor los elementos
presentes en los predios de la organización y analizar cómo es
la relación entre los mismos para lograr entender, a la hora de tomar
una decisión tecnológica, cual es la “más apropiada”.
Se realizaron los primeros talleres y se decidió elegir “fincas
de referencia” para avanzar en el análisis
de las funciones e interrelaciones de los
componentes del agroecosistema
a nivel predial.
Tecnología apropiada:
Estos sistemas altamente diversificados tienen
una lógica de manejo
dada por los productoras/es en su continua
interacción con el medio,
de respeto y valorización, donde
se rescata un importante conocimiento tradicional
(familiar), otro generado en la propia
experiencia individual y
colectiva, y otra buena parte basada en
la relación “recursos
disponibles” y “necesidades
que van surgiendo en el día
a día” (Cittadini, 2001).
En esta situación, vemos que
a diferencia del caso anterior, el grupo
ha logrado detectar la necesidad de avanzar
en una visión integradora del manejo
de sus sistemas productivos, por un lado,
para hacer más eficiente el aprovechamiento
de los recursos locales con los que cuentan
las familias y por el otro, para poder
pensar,
desde esta mirada, el impacto que genera
la incorporación de una nueva
tecnología o forma de manejo en
cada uno de los componentes del sistema,
con la finalidad de optimizar los procesos
ecológicos y su dinámica
en el tiempo y minimizar los impactos negativos
que ocasionan dicha elección.
Esto se ve reflejado en una realidad con
la que se enfrenta la organización:
la posibilidad de acceder a un subsidio
para incorporar biodigestores familiares;
estos son catalogados como “tecnologías
apropiadas” para
la generación de biogas, necesario
en determinados momentos del año
para calefaccionar, por ejemplo, las parideras
y evitar perdidas por el frío.
La inclusión de una nueva tecnología
(biodigestor) genera un desvío del
recurso “materia orgánica” que
sale de un lugar para ir a otro y que termina
transformándose en un subproducto
que no vuelve a cumplir la misma función
que cumplía antes en
los suelos. La preocupación es evaluar
el impacto que tienen en el agroecosistema
al interferir inevitablemente en uno de
los procesos más importantes
como es el ciclo de la materia orgánica.
Esta lógica de pensamiento permitiría intervenir en el sistema
en forma adecuada, o sea, adaptando o no la tecnología
de manera que favorezca el mejor uso de los recursos
y logre la sustentabilidad del sistema
y la permanencia de las familias.
Algunas reflexiones sobre las experiencias:
Se trabaja con una estrategia diferente según la negociación
de los diferentes intereses y visiones en cada caso. En el primero, respondiendo
a una demanda puntual: el acceso a herramientas manuales, pero no solamente
para satisfacer la misma, sino con el fin de crear un ‘espacio’ de
desarrollo de tecnologías. A partir de ese espacio es que se penetra
en el sistema de la agricultura familiar y se comienza a cuestionar y replantear
las formas de producción, se discuten alternativas y se buscan soluciones
permitiéndonos incursionar más allá de las propuestas
del paradigma dominante. Puede observarse que estas demandas y la estrategia
planteada va en el sentido de complejizar el espacio creado, establecer un
diálogo entre técnicos y productores donde además de contribuir
a satisfacer una demanda puntual se comienza a ampliar el horizonte de la misma
redefiniendo esa demanda inicial y abriendo así “un campo de posibilidades
de acción-intervención” según los términos
de Simöes (2004).
Tanto en el 2† caso como en el anterior,
se parte de demandas puntuales que se intentan
abordar
aplicando conceptos de
la agroecología pero sin
pensar en la interrelación existente entre diferentes componentes del
sistema. Por ejemplo: ante un problema de suelo se piensa en el cambio de la
herramienta de laboreo sin profundizar demasiado en otros factores que también
contribuyen a generar ese problema, es decir falta profundizar en el análisis,
las causas que originan determinadas situaciones consideradas como problemas.
Y justamente este es el punto que se pretende trabajar desde el espacio de
reflexión-acción que se genera a partir
de la confluencia de visiones.
En el segundo y tercer caso, se cuenta con
una concepción agroecológica
que facilita o permite avanzar más rápido hacia el análisis
con una visión sistémica y en ambos casos se encuentra fortalecida
la idea de que el hombre es parte de la naturaleza. Sin embargo y principalmente
en el caso 2† de los productores de Cañuelas, aún los problemas
que se visualizan son de forma un tanto aislada del contexto inmediato y por
lo tanto las soluciones que se proponen también
son aisladas y puntuales.
Es decir, en las experiencias 1† y 2† se
consideró que “los pedidos
inmediatos constituyen una ‘demanda aparente’, o sea una manifestación
de deseos y voluntades de individuos atravesados por juicios de naturaleza
diversa (política, ideológica, económica, científica,
etc.). Es necesario mediar entre esas visiones a fin de llegar a una “demanda
negociada” y definir así, un campo de posibilidades de acción-intervención,
que será colocado en práctica” (Simöes, op.cit.).
En la experiencia 3† de los productores de APF estamos en condiciones de decir
que se avanza en una dirección donde prevalece la reflexión y
se consolida la idea de “pensar” antes de “actuar”,
y prevenir las consecuencias posibles de cada decisión tecnológica
que el grupo tome ante la resolución de un
problema determinado.
Consideraciones finales:
Se visualiza a partir de los casos analizados,
la necesidad de explicitar el marco teórico que subyace a la intención de incorporar tecnologías
apropiadas en el proceso de desarrollo, ya que no da igual pensar las mismas
desde el enfoque propuesto por el paradigma dominante, que desde un enfoque
que busca la sustentabilidad y permanencia de la agricultura familiar. Para
ello la Agroecología debe generar soluciones tecnológicas en
un contexto hegemónicamente adverso. De allí surge la imprescindible
necesidad de elaborar una estrategia para establecer una relación dialéctica
entre la Agroecología y una realidad en la que la mayoría de
los actores poseen una visión distinta. Esta estrategia se basa en la
generación de nuevos conocimientos
construidos en forma participativa con
los actores de la agricultura
familiar.
Para el abordaje en los tres casos planteados
se parte de la idea de generar un espacio
de trabajo
y de intercambio
de ideas
y visiones,
construyendo un espacio de reflexión- acción, el cual requiere de un abordaje
diferente según el grupo de agricultores, sus características
socio-productivas, las demandas planteadas y necesariamente se requiere caracterizar
desde que contexto teórico o conceptual
se piensa la realidad.
En cada espacio generado con cada grupo
de agricultores se considera que “el
proceso de adopción tecnológica es complejo debido a que no sólo
están en juego factores técnico-productivos, sino también
una intrincada red de relaciones sociales donde los agentes involucrados confrontan
lógicas distintas, desarrollan actividades muy diferentes y pugnan por
lograr un mejor posicionamiento en el campo donde desarrollan su actividad
socio-económica” (Caceres,
1997)
Por lo tanto resulta importante respetar
y tomar como base para el trabajo la
demanda planteada
y es por
esto que
en todos los
casos
la construcción
de ese espacio de reflexión-acción parte de los planteamientos
iniciales de los agricultores y va tomando distintas forma con el aporte de
las visiones de técnicos, agricultores
e investigadores.
Para abordar esta realidad es importante
en primera instancia comprender el contexto
social
y cultural
del hombre en
su sentido más amplio. Es necesario
insistir en algo tan general como la razón de ser histórica y
cultural: durante años el paradigma dominante ha pensado al hombre por
fuera de la naturaleza y con la misión explícita de usarla y
dominarla, como también supuso contextos socio-culturales homogéneos.
Hasta la ciencia de nuestros días insiste en aislarnos de nuestras acciones
en el entorno e imagina nuevas formas de dominación y de mitigación
posterior. Podemos al mirarnos darnos cuenta de las leyes que rigen estas costumbres
que nos parecen naturalizadas, que están incorporadas en nuestro cotidiano
trajín.
Solo si pensamos y nos paramos desde
otros posicionamientos y marcos conceptuales
podemos distinguir que
pueden existir, por
ejemplo,
otras formas de concebir
la tierra, y otras formas de cultivar
y
de prestar atención
a la naturaleza y a los coletazos de
nuestras acciones (IPAF Pampeana, 2007).
Es elemental en la construcción de un nuevo paradigma atender a las
relaciones que nos constituyen y entonces, analizar y posicionarnos en principio,
bajo que paradigma tecnológico nos paramos a la hora de decidir la tecnología
a desarrollar. En las situaciones que planteamos en este trabajo se hace un
esfuerzo por entender estas posturas y construir estrategias a partir de potenciar
aquellos aspectos que fortalezcan nuevas pautas agrícolas en relación
con nuestros hábitos y con nuestra manera de intervenir en la naturaleza.
También se ha hecho el esfuerzo de profundizar en todos los elementos
que aparecía desde la diversidad cultural presente en los grupos para
avanzar en esas otras maneras de entender el mundo y la agricultura, es decir,
otras culturas con otras reglas y saberes. Y es en esa doble reflexión,
entre lo nuestro y lo ajeno, en donde la diversidad es riqueza y nos enseña.
Y también es allí donde la dimensión tecnológica
adquiere su significado e interroga la conveniencia de nuestras pautas culturales,
a la vez que aprende de nuestros propios conocimiento y de aquellos que nos
ofrecen otras culturas. Podemos partir asumiendo que las prácticas culturales
de manejo que apunten a la sustentabilidad serán definidas de manera
distinta por cada grupo, siendo más o menos estrictos, más o
menos concientes de su necesidad según quien hable. Es justamente en
este sentido que se trabaja con cada grupo, en donde, según las particularidades
descriptas se avanza y de manera conjunta se entiende, construye e implementa
la sustentabilidad. Por supuesto, que entendemos cada una de las realidades
presentadas como un proceso, en determinados momentos lento, sujeto a los vaivenes
del grupo y/o la organización, pero donde con certeza podemos darnos
la posibilidad de discutir lo que nuestra cultura acepta o está dispuesta
a aceptar, empezar a hacer visibles nuestros hábitos de consumo y producción,
traer a la mano las múltiples dependencias entre lo rural y lo urbano,
entre la salud y los alimentos, entre la política
y las decisiones a largo plazo, entre
el dinero y el cuidado de los
recursos naturales, etc.
Creemos que será en el ejercicio de este pensamiento crítico
donde podamos empezar a vislumbrar los cambios que debemos implementar en nuestra
doble función de pensar las tecnologías y a la vez ser parte
de esta cultura. Entonces, y solo como un comienzo más bien propositivo,
el requisito de “tecnología apropiada” debe necesariamente
vincularse a prácticas que, al mismo tiempo que no contradigan los principios
ecológicos, económicos y productivos, permitan que exista la
posibilidad de hacerlas de otra manera y que el sistema mayor en las que están
inmersas no se vea degradado.
Por lo tanto, esto requiere generar nuevos
conocimientos basados en la pluricausalidad
y multidimensionalidad
de los problemas
(Iermanó y Marasas, 2007). Para
ello es necesario desarrollar un proceso participativo de generación
y validación de conocimientos,
en el cual todos los actores reflexionan
acerca del funcionamiento
de los
sistemas productivos,
para poder alcanzar
la sustentabilidad de los sistemas en
los que viven las familias, mejorando
su calidad de vida.
En nuestro caso, la tecnología generada para la agricultura familiar
necesariamente debe ser abordada en el marco de un enfoque de sistemas en el
cual los procesos que determinan su uso, apropiación y apropiabilidad
son un resultado de la confluencia de múltiples factores, que interactúan
de tal manera, que no puede ser descripta por la simple adición de cada
uno de sus componentes. Ello supone concebir cualquier problemática
como un sistema cuyos elementos están interdefinidos y cuyo estudio
requiere de la coordinación de enfoques disciplinarios que deben ser
integrados en un enfoque común (García,
2006).
Bibliografía:
-Cáceres Daniel, Silvetti Felicitas, Soto Gustavo, Rebolledo Walter
y Crespo Horacio. La adopción tecnológica en sistemas agropecuarios
de pequeños productores.
Agro sur v.25 n.2 Valdivia dic. 1997.
[en línea]:
http://mingaonline.uach.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0304-88021997000200001&lng=es&nrm=iso
[citada el 23 de junio de 2008]
-Cittadini R, Burges J., Hamdan V.,
Pérez R., Natinzon., Y Dedieu B.
2001. "Diversidad de sistemas ganaderos y su articulación con el
sistema familiar" Revista Argentina de Producción
Animal. Vol 21 N. 2 p.119-135. Balcarce.
.ISSN 0326-0550
-EMBRAPA 2006. Marco referencial en
agroecología.
-Forján Horacio. INTA. Para hacer sustentable la agricultura de la región
región. [en línea]:
http://www.inta.gov.ar/barrow/info/documentos/agricultura/rotaciones/tecno_procesos.htm
[citado el 16 de julio de 2008]
-García, R 2006. Sistemas complejos.
Ed. Gedisa. Barcelona.
-Graciano Da Silva José. Tecnología y agricultura familiar. Año
1999. ED. UFRGS y Programa de Posgraduaciòn en desarrollo rural. Universidad
Federal de Rìo Grande Do Soul.2 ediciòn.
ISBN 85-7025-680-9, 238 pp.
-Guzmán Casado G; M González de Molina; E Sevilla Guzmán
2000. Introducción a la agroecología
como desarrollo rural sostenible. Ediciones
Mundi- Prensa.
-Iermanó MJ y Marasas M. (2007) Uso de indicadores como herramienta
para la planificación participativa de fincas. Revista Brasileira de
Agroecología/out, 2007, vol.2 N°2:
1025-1028. Con referato.
-INTA. Documento Base del Programa
Nacional de Investigación y Desarrollo
tecnológico para la Pequeña Agricultura Familiar. Año
2005. [en línea]: http://www.inta.gov.ar/cipaf/inst/doc/documentobase.pdf
[2 de junio de 2008].
- INTA. Libro de los 50 años. Edición
2006.
[en línea]: http://www.inta.gov.ar/ediciones/2006/inta50.pdf
[12 de mayo de 2008]
-INTA. Marco teórico del IPAF región pampeana para el desarrollo
de la agricultura familiar. Año 2007. Inèdito.
[en línea]: http://www.inta.gov.ar/cipaf/inst/doc/marcoteoricopamp.pdf
[4 de julio de 2008]
-Maass, José Manuel. La investigación de procesos ecológicos
y el manejo integrado de cuencas hidrográficas: un análisis del
problema de escala. [en línea]:
http://www.ine.gob.mx/ueajei/publicaciones/libros/452/maass.html
[citado el 20 de julio de 2008]
-Martinez Miguelez, M 1993. El Paradigma
emergente. Ed, Gedisa . Barcelona.
-Muchnik, J. Recursos Técnicos Locales: concepto y metodología.
En Boucher F. y Muchnik J. Agroindustria Rural: Recursos Técnicos y
Alimentación. Serie Agroindustria Rural. CIRAT-CIID-IICA n† 1. San José de
Costa Rica. Año 1995.
-Piñeiro Martín, Martinez Juan C., Armelín Carlos. Política
Tecnológica para el sector Agropecuario. Departamento de Economía.
INTA. Escuela para graduados en Ciencias Agropecuarias. Serie “Investigación” n†
18. Agosto, 1975.
-Sevilla Guzmán, E 2006. A perspectiva sociológica em agroecología:
uma sistematizacao de seus métodos e técnicas” 2006 En:
Agroecología Conceitos e experiencias. M.Becerra 42 Figueiredo MA & Tabares
de Lima JR (Organizadores). Ediçoes Bagaço.
Brasil.
-Simoes, Aquiles. Ensaio acerca da
construcao de novas competenias para
a Assitencia
Tecnica e Extensao
Rural
(ATER): do agente
ao mediador de
desenvolvimento.
Arcaju: VI Encontro da Sociedade Brasileira
de Sistemas de Producto, 2004, 14 p.
Mimeo.
-Viglizzo Ernesto, Corchera Javier
y Martinez Ortiz Ulises. Producción
agropecuaria y medio ambiente: propuestas compartidas para su sustentabilidad.
INTA. Año 2007. Buenos Aires Primera edición Fundación
Vida Silvestre, 55 pp. ISBN 978-950-9427-17-14.