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Tecnologías apropiadas para la Agricultura Familiar: Análisis y reflexiones sobre su generación en situaciones representativas de la región pampeana periurbana


Por: Gabriela Giordano y Mariana Marasas


Introducción:

El presente trabajo parte de la reflexión sobre algunas experiencias realizadas con agricultores familiares del cordón verde platense, de Cañuelas y de Florencio Varela. La misma se enmarca dentro de un proceso de investigación- acción que intenta establecer un diálogo entre productores, técnicos e investigadores con el fin de acercarnos a las problemáticas del sector en general y de las tecnologías apropiadas para el mismo, en particular.

Al hablar de agricultores familiares, muchas veces se hace referencia a la necesidad de generar “tecnologías apropiadas” quedando tal vez, en forma implícita la idea de que este sector necesita y/o reclama un tipo de tecnología, que no es necesariamente, aquella que se impone como hegemónica para el sector agropecuario, al contrario, se requieren procesos de innovación apropiados a las características diferenciales de las agriculturas familiares que garanticen la sustentabilidad y su permanencia en el ámbito rural.

En este trabajo se plantea analizar el abordaje tecnológico propuesto en distintas situaciones de la región pampeana periurbana.

Se propone analizar tres situaciones: El primer caso se trata de una experiencia que surge a partir de una demanda puntual de un grupo de agricultores familiares del cinturón verde platense, en la cual se intenta resolver la falta de herramientas manuales para el trabajo en las explotaciones, con un taller de fabricación y diseño participativo de este tipo de implementos. La segunda situación es la de un grupo de productores familiares cunícolas del partido de Cañuelas, que intentan optimizar su sistema productivo, a partir de la adaptación y rediseño de implementos utilizados en distintos momentos del proceso productivo. Por último, la tercera situación es la de una cooperativa de agricultores de Florencio Varela que ante un problema productivo buscan la solución tecnológica partiendo de un análisis sistémico e integrado de sus sistemas productivos, con el fin de evaluar las potencialidades del mismo, como por ejemplo el aprovechamiento de los recursos locales, y así optar en consecuencia, por la mejor estrategia tecnológica.

Si bien en las tres situaciones se plantea un problema y una propuesta para su solución, se parte de distintos momentos del proceso de desarrollo tecnológico participativo de los grupos y con historias socio-productivas diferentes. En cada situación se analiza como las soluciones tecnológicas pensadas, son consecuencia de la interacción entre distintos actores y se responden a un marco conceptual basado en la interacción hombre naturaleza y en el análisis de sistemas.

En una primera instancia abordaremos el marco conceptual a partir del cual analizamos estas experiencias, luego describimos los tres casos de agricultura familiar periurbana, sus contextos socio-productivos, sus demandas y la estrategia abordada en cada caso.

 

Marco conceptual:

El presente trabajo analiza el abordaje tecnológico propuesto en tres situaciones diferentes de la región pampeana periurbana en un contexto de investigación participativa con agricultura familiar.

Para esto resulta necesario referirnos en una primera parte al significado que se le otorga a los conceptos de agricultura familiar, sustentabilidad, agroecología, tecnologías apropiadas e investigación-acción.
Por agricultura familiar tomamos la definición del PNPAF que se refiere a “un tipo de producción donde la unidad doméstica y la unidad productiva están físicamente integradas, la agricultura es un recurso significativo en la estrategia de vida de la familia, la cual aporta la fracción predominante de la fuerza de trabajo utilizada en la explotación, y la producción se dirige tanto al autoconsumo como al mercado”.

Por lo tanto, al encontrarse integradas la unidad doméstica y la productiva, la agricultura familiar combina estrategias que tienen que ver, por un lado, con la reproducción del sistema doméstico y por otro lado, con la mejora del sistema productivo, según los distintos objetivos de la familia y la disponibilidad de recursos; frente a esta situación encontramos una variada combinación de estrategias, en donde el agricultor familiar, desarrolla, adopta y adapta diferentes tecnologías.

En este sentido resulta interesente explicitar que “la tecnología” no es ideológicamente neutra y lleva la impronta de un determinado modelo de desarrollo. Esto se debe, entre otras cuestiones a que por un lado, la tecnología “introduce cambios estructurales en el sistema económico, por ej. en la determinada utilización de los factores de la producción , por otra parte, la generación de un excedente económico a partir del progreso tecnológico está acompañada (…) por una distinta capacidad de apropiación del mismo por parte de los diferentes grupos sociales.” (Adaptado de Piñeiro M. et. al., 1975).

En consecuencia, planteamos que en un modelo o paradigma, que persigue la maximización de beneficios y la entrada de divisas a partir de la producción de bienes exportables, la tecnología generada ha respondido al mismo, encontrando en la simplificación de los agroecosistemas y en la tecnología de insumos, herramientas que permiten cumplir sus objetivos. Este paradigma, el de la ‘Revolución Verde’ que se consideró en su momento como la solución al problema del hambre en el mundo ha generado una infinidad de problemas (Viglizzo et. al, 2007) que incluyen aspectos productivos, económicos y socio-culturales, que impactan en forma alarmante sobre el medio ambiente y la sociedad.

Un ejemplo de ello es que “en las dos últimas décadas disminuyeron un 25% las explotaciones y las que existen son un 28 % más grandes, disminuyendo la población rural y comprometiéndose el desarrollo de las comunidades” (INTA, 2006), además del alarmante impacto negativo sobre los recursos naturales y el ambiente.

Frente a esta realidad, existen diversos enfoques que se podrían denominar como alternativos y que priorizan aspectos como la preservación del medio ambiente, aspectos culturales y socio-económicos. El IPAF región pampeana toma a la Agroecología, como la base científica para el desarrollo de una agricultura sustentable. Para esto se plantean que son tres los requisitos a tener en cuenta; primero, que las unidades de producción se establezcan y funcionen en armonía con el ecosistema, poniendo al servicio de dichas unidades, los procesos ecológicos (ciclaje de nutrientes y materia orgánica, la regulación biótica, etc.) en función de las características agroclimáticas particulares de cada región, en segundo lugar, incluye en forma activa a las comunidades con sus saberes, costumbres y tradiciones, enmarcadas en su contexto socio-político (Sevilla Guzmán et al., 2006) y en tercer lugar, entiende a la actividad productiva como una necesidad de producir alimento sano para la población, incluyendo la posibilidad de un acceso equitativo al alimento (seguridad alimentaria) y poder potenciar la capacidad de las poblaciones a decidir que alimento produce, cómo y donde (soberanía alimentaria).

La AE se basa en los principios de la sustentabilidad y su desafío es el de establecer otro tipo de relaciones entre los ecosistemas, las sociedades y sus procesos de desarrollo, con una visión a largo plazo, que promueva la conservación de los recursos naturales y la calidad de vida de la población. Esto implica la necesidad urgente de generar nuevas respuestas a problemas relativizados o ignorados por el paradigma que ha dominado el pensamiento científico del último siglo. El desafío es construir una nueva manera de entender y explicar las problemáticas actuales (Martínez Mígueles, 1993) y que necesariamente se debe plantear a partir de un nuevo paradigma o paradigma emergente, haciendo de esta manera hincapié en su instancia de construcción y de definición del mismo, en gran medida por oposición con el anterior (Guzmán Casado, et al 2000). Por lo tanto, se requiere generar conocimientos a partir de métodos innovadores y estrategias para “deconstruir” los esquemas de conocimientos y las formas de producción que causan degradación social y ambiental, para generar una construcción o “reconstrucción” dentro del paradigma emergente (documento del EMBRAPA, 2006). En este sentido, se plantea identificar que tópicos son los que se deberíamos “deconstruir” y cuales los que se deben profundizar a la hora de avanzar en la “reconstrucción” de las estrategias de abordaje para el desarrollo y generación de tecnologías apropiadas desde la investigación científica agroecológica.

En este trabajo, nos planteamos dos aspectos de fundamental importancia para avanzar en este proceso de transformación, por un lado entendemos que la relación actual entre el hombre y la naturaleza es de negación, en el sentido de sentirse separado, no involucrado en sus procesos. Se requiere redefinir el acceso a los recursos naturales y la responsabilidad social de su uso. El reto es construir una nueva relación sociedad-naturaleza.

Y por el otro, es necesario replantearse el enfoque o la concepción teórica a partir de la cual nos paramos para decidir manejar los sistemas productivos intentando cambiar la visión mecanicista-analítica, por una visión evolucionista, donde se tienen en cuenta los procesos, el tiempo, los cambios y la continuidad y ante el reduccionismo, partir de un enfoque de sistemas, con la distinción (pero no aislamiento) de sus elementos, sus interrelaciones y sus propiedades emergentes.

Bajo este nuevo paradigma surge la pregunta de:

¿Cómo avanzar en la reconsideración de las formas de utilización de la naturaleza y asumir una nueva actitud frente a la decisión de qué tecnologías y cómo aplicarlas?

Creemos que este interrogante debe ser entendido como parte de una realidad compleja que supone “una reformulación continua de una problemática que se irá definiendo y redefiniendo en el transcurso de la investigación (García, R 2006).

¿Qué entendemos por tecnología apropiada?

En este sentido, un aspecto bastante estudiado es la adopción tecnológica por parte de la agricultura familiar y la apropiabilidad de las tecnologías generadas. Por un lado, varios autores se refieren a situaciones caracterizadas por la falta de espíritu de progreso y de predisposición para el cambio, adjudicando la falta de adopción tecnológica a esa “característica natural” de las personas. En esta postura se puede visualizar que no se han tenido en cuenta las diferentes racionalidades que orientan la toma de decisiones por parte de los agricultores, en consecuencia, la generación de tecnologías se ha basado en el supuesto de que todos los destinatarios de la misma son ‘seres racionales’ en el sentido económico clásico y por lo tanto buscan maximizar sus ganancias. Es por esto que se los cree irracionales o sin espíritu de progreso cuando no adoptan determinada tecnología que va en ese sentido.

Otros autores incorporan a los análisis variables que tienen que ver con aspectos socio-culturales e históricos. Cáceres, et. al. (1997) analiza que “el procesamiento e incorporación de nueva información y prácticas tecnológicas por parte de los productores, tiene lugar sobre la base de esquemas de conocimiento y modelos evaluativos preexistentes, los cuales son transformados a través de la interacción que se establece entre técnicos y productores (….) La adopción tecnológica implica entonces un proceso de apropiación de nuevo conocimiento por parte de los pequeños productores que es incorporado a la matriz de conocimientos previos”.

Se trata de poner ‘sobre la mesa’ los conocimientos, ideas y visiones que las distintas partes traen, para poder emprender un camino conjunto hacia la generación de las tecnologías apropiadas en cada situación. Graciano Da Silva (1999) se refiere a la tecnología como “una relación social y no un conjunto de cosas, como podríamos pensar, como las máquinas, los productos químicos, las semillas, etc.. La tecnología es un conjunto de conocimientos aplicados a un determinado proceso productivo”.

Según Muchnik (1995) “…para que una innovación sea adoptada, debe ser decidida, puesta en práctica y controlada por los protagonistas o actores principales, de la misma. Serían numerosos los ejemplos de fracasos de innovaciones por falta de protagonismo”.

Otro factor a tener en cuenta es el medio en el que se desarrolla el proceso de adopción/innovación “Un medio desfavorable (falta de apoyo técnico o financiero, legislaciones restrictivas, políticas de precios o impositivas, etc.) es frecuentemente causa de la no adopción de una innovación” (Muchnik, op. cit.).

El PNPAF define los requisitos que se plantean como necesarios para la generación de tecnologías apropiadas y que dependiendo de la realidad de cada situación, contexto, grupo de productores, estilo y relación con su sistema productivo, se podrán cumplir algunos, y que seguramente, lograr que se cumplan todos los requisitos simultáneamente, será un desafío posible en la medida que avancemos en la construcción de los principios que, sustentados bajo otro paradigma, permitan logar una nueva concepción en el abordaje de nuevas tecnologías, apropiadas y sustentables.

En síntesis, se han planteado numerosos marcos teóricos y metodológicos para el diseño e implementación de tecnologías apropiadas (aquellos que lo asocian al carácter endógeno de su creación o partir de un listado de atributos o características deseables o bien haciendo un análisis más complejo, a partir de la construcción del espacio tecnológico, que está definido por 5 etapas según Herrera (1981) que una vez formulado tiene valor predictivo (citado en Cáseres, op. cit ).

En este trabajo proponemos sumar una nueva mirada que involucra la necesidad de pensar en el manejo de los agroecosistemas para la generación de tecnologías, pero que se constituye bajo un nuevo paradigma o paradigma emergente con respecto a la forma en que ordenamos, usamos, conservamos o restauramos a la naturaleza y responde al marco teórico agroecológico (IPAF Pampeana, 2007). Esto requiere por un lado, visualizar otra relación entre el hombre y la naturaleza y por el otro, establecer una mirada y abordaje en relación a los sistemas productivos que potencien la integralidad y todas las funciones que ocurren en él, lo que implica entre otras cosas, no esperar la receta puntual para resolver el problema puntual, donde se torna obvio la improcedencia de los esquemas tecnológicos prefigurados. Esto enfoque es necesario, entre otras cosas, para garantizar la sustentablidad de las prácticas y la decisión de optar por una u otra tecnología “apropiada” para la agricultura familiar.

El desafío es logar definir con claridad las relaciones que existen entre el hombre y el ecosistema que maneja y promover una mirada sistémica e integral para el manejo de los agroecosistemas y la elección tecnológica.

El enfoque tecnológico desde una concepción agroecológica

Para poder avanzar en esta idea debemos recuperar algunos conceptos y conocimientos provenientes de la ecología. Maass plantea que “en los últimos años se han generado nuevos elementos conceptuales para la conformación de lo que ahora se conoce como “manejo de ecosistemas” y cita a Christensen et al. (1996) quienes definieron el manejo de ecosistemas como “el manejo guiado por metas explícitas, ejecutado mediante políticas, protocolos y prácticas específicas, y adaptable mediante un monitoreo e investigación científica basada en nuestro mejor entendimiento de las interacciones y procesos ecológicos necesarios para mantener la composición, estructura y funcionamiento del ecosistema”.

Tomando como base lo que dicen estos autores y entendiendo que un agroecosistema, es un ecosistema manejado por el hombre para obtener alimento, fibras y otros productos, creemos que su manejo y la aplicación de tecnología desde un enfoque agroecológico, debe estar pensado en el marco de la comprensión de su estructura y del funcionamiento del mismo, vinculado íntimamente a sus particularidades agroclimáticas y socio-culturales locales.

Adecuado de Stanford y Pool (1996) (citado en Maass op. cit.) proponemos que para pensar en el manejo de los agroecosistemas o sistemas productivos y la elección de tecnología debemos considerar los siguientes aspectos (figura 1).



FIGURA 1. Pasos a seguir en el manejo y la implementación de tecnologías en los agroecosistemas.
Fuente: modificado de Stanford y Pool 1996.


En primer lugar proponemos que el programa de manejo y la elección de una determinada tecnología comiencen con una evaluación y síntesis del conocimiento de base sobre los procesos que estructuran y mantienen funcionando al agroecosistema. Esta evaluación no se restringe a los estudios de corte científico, sino que también incorpora el conocimiento tradicional que los productores tienen sobre el mismo. Esta primera fase permite definir el agroecosistema; se identifican claramente qué componentes del ecosistema y qué procesos ecológicos son los más relevantes en el control y/o mantenimiento de la integridad estructural y funcional del mismo y, por tanto, deben ser incorporados al esquema de manejo. Esta etapa lleva consigo lograr visualizar cuáles son los Recursos Naturales que los productores identifican en su establecimiento, la importancia que ellos le dan para el manejo de su agroecosistemas, así como todos los recursos locales con los que cuenta para el desarrollo de su actividad. Esta etapa tiene varios propósitos: la revalorización, la conservación, la apropiación de los recursos naturales, el mantenimiento de servicios ecosistémicos, la restauración, etc. Posteriormente, es preciso identificar claramente el objetivo de manejo y los requerimientos tecnológicos. Para ello, es de suma importancia identificar cual es el problema principal y definir los motivos que lo causan y las consecuencias que genera. Este análisis evitará equivocarnos y por el contrario, nos permitirá abordar con certeza la resolución del problema, y ya no atacar el síntoma sino, ir al origen que causa el problema y resolverlo encontrando las soluciones a partir de interpretar cuales y porqué fueron los factores que lo causaron. Este ejercicio es un proceso de construcción de las complejas redes que operan en los agroecosistemas y de generar capacidades que permitan acceder a esta mirada integradora del mismo. El siguiente paso es desarrollar una estrategia de manejo para alcanzarlos. Es por ello que el manejo requiere un proceso de interacción en el que, tanto objetivos como estrategias, se afinan hasta lograr un esquema factible y consensuado entre los actores involucrados. El objetivo último es lograr optimizar la eficiencia de todo el sistema, y no restringirnos sólo a un componente en particular sin pensar en cómo se ven afectadas las relaciones existentes con los otros componentes del sistema. Esta idea se vincula fuertemente al concepto de tecnología de procesos sustentada en un fuerte componente de información, conocimiento y eficiencia incorporada, con una aplicación casi personalizada del productor (Forján, 2008). Las tecnologías de procesos requieren de un trabajo de programación previo, presencia, aprendizaje y comprensión del funcionamiento del agroecosistema, y un control o seguimiento del caso en forma permanente. Más que un costo económico, requieren de un aporte intelectual y de tiempo. Entran en esta categoría todas las tecnologías de manejo que promueven la optimización de los recursos disponibles, fortalecen las interacciones positivas y sinergismos entre sus componentes y mejoran los procesos ecológicos que garantizan la estabilidad y resiliencia del sistema. Desde este nuevo enfoque, lo que se plantea es que no se puede plantear la tecnología solamente desde la maximización de beneficios, sino que se hace necesario, principalmente para los sectores más vulnerables como la pequeña agricultura familiar, minimizar los riesgo, conservar sus recursos locales, disminuir la dependencia de insumos externos y maximizar los beneficios ecológicos, con lo cual se contribuiría a la sustentabilidad del sector.

Los pasos anteriores, determinarán la facilidad con la que se implemente la estrategia de manejo y la innovación tecnológica. Sin embargo, aún cuando ésta se ponga en marcha el proceso no terminará allí. La innovación tecnológica en el corto, mediano y largo plazos debe ser continuamente evaluada, a fin de corregir cualquier desviación generada, ya sea por una mala implementación o por la aparición de efectos no previstos. Es por ello que se entra en una etapa de investigación y monitoreo que retroalimenta el proceso en su fase inicial. Este mecanismo de adaptar el esquema de manejo a las nuevas condiciones, asume la realidad de que esta propuesta es un proceso dinámico, donde permanentemente existirán cambios, adaptaciones y modificaciones de las mismas en función de las necesidades y los cambios que se sucedan en los sistemas productivos y en la comunidad. La posibilidad del desarrollo de la agricultura familiar no es solo una cuestión de disponibilidad de tecnologías apropiadas. No hay desarrollo posible sin actores que sean protagonistas activos del mismo y no hay innovación tecnológica duradera sin reconocimiento social. Se considera que los procesos de Investigación Acción participativa generan el espacio adecuado para lograr incluir el conocimiento práctico en la generación de tecnologías, promover un enfoque sistémico de los agroecosistemas, estimular un vínculo con la naturaleza y estimular la capacidad de inventiva de las poblaciones rurales, como recurso que debe ser urgente y eficazmente movilizado (IPAF pampeana, 2007), logrando el manejo autónomo y sustentable de los sistemas productivos.

En base a lo planteado, se pretende analizar el abordaje tecnológico propuesto en tres situaciones de la región pampeana periurbana que se caracterizan por responder a un contexto socio-productivo diferente, se parte de demandas que manifiestan prioridades y necesidades definidas por grupos que se identifican con modelos socio-económicos diferentes. Esto determina directamente la afinidad hacia un tipo de tecnología y la mirada que tienen sobre el para qué y el cómo de esa elección. Todos estos son aspectos necesarios a tener en cuenta para poder pensar la estrategia de trabajo con el grupo, el abordaje de la problemática y los pasos a seguir.


Caso 1:

El primer caso se trata de una experiencia realizada con un grupo de agricultores familiares del cinturón verde platense.


Características socio-productivas:


Los agricultores que participaron de esta experiencia y según nuestros registros poseen entre 29 y 58 años de edad, sus familias se encuentran constituidas por 4 a 6 personas (esposa, hijos, hermanos, sobrino, etc.). En general, provienen de Bolivia, Paraguay y del norte de Argentina (Salta y Jujuy), emigrando al gran Buenos Aires por falta de trabajo, con el fin de poder acceder a una mejor calidad de vida. Comenzaron sus actividades trabajando como peones y luego como medieros o alquilando quintas. Estas quintas se encuentran ubicadas en la periferia de la ciudad, en algunos casos con difícil acceso (caminos de tierra, piedra, con pozos y sectores inundables etc.), cuentan con escasos medios de transporte público, algunos poseen algún vehículo viejo o se trasladan en bicicleta. Las viviendas son generalmente precarias (casillas de madera y chapa).

La superficie promedio cultivada es de una hectárea aproximadamente. La mayoría de los agricultores familiares siembran diferentes tipos de hortalizas (acelga, lechuga, chaucha, puerro, ají, zapallitos, rabanitos, radichetas, cebolla y distintas variedades de tomates), que cultivan tanto al aire libre como en invernaderos, y en menor cantidad siembran distintos tipos de flores (claveles, margaritas y crisantemos), que cultivan en invernaderos. También poseen el asesoramiento técnico del Programa de Cambio Rural Bonaerense del Ministerio de Asuntos Agrarios de la prov. de Buenos Aires (MAA), cuyos técnicos extensionistas articulan en diferentes instancias con el IPAF región pampeana.

Al instalarse en el cordón verde platense, estas familias recibieron la influencia del modo de producción del sistema dominante, principalmente de la mano de vendedores de insumos y de productores de mayor escala. Orientados por los principios de la revolución verde, gran parte de los productores compran sus insumos (semillas, abonos, fertilizantes, plaguicidas, etc.), solo en algunos casos los floricultores producen sus propios plantines. El endeudamiento con el proveedor de insumos, que presenta generalmente el rol de asesor técnico, es algo común en la zona. Por otro lado, la dificultad de acceder a un paquete tecnológico completo por falta de recursos económicos, promueve la elección de las opciones más baratas pero menos sustentables y/o eficientes, como es el caso de la aplicación de plaguicidas de amplio espectro . Esta situación acentúa la dependencia por parte de los agricultores respecto de otros actores de la cadena productiva con mayor poder económico.

La demandas de investigación surge a partir del trabajo de relevamiento que el IPAF región pampeana realizó en la zona. Durante esta tarea, se manifestó en varias oportunidades la dificultad que presenta el sector para poder acceder a herramientas manuales e implementos apropiados necesarios para realizar diversas labores culturales en los procesos de obtención de flores, frutos y verduras. Las causas que originan esta situación son diversas, se pueden mencionar: la falta de recursos económicos para adquirirlas y la mala calidad y diseños de algunos implementos que existen en el mercado, muchas veces fabricados con materiales poco duraderos y/o muy costosos.

Hasta aquí se presentó la demanda puntual de este sector, ahora resulta necesario contextualizar al mismo, para poder luego presentar la estrategia abordada, con el fin de obtener elementos para su análisis.


Contexto conceptual:


En este contexto, se visualiza que la concepción de la actividad productiva de los agricultores familiares se encuentra inmersa en el paradigma convencional, y por lo tanto sus demandas y estrategias tienen que ver con la idea de seguir un camino hacia sistemas de producción empresariales (caracterizados por una elevada inversión de capital y dependencia de insumos externos). Para ello buscan incorporar las mismas tecnologías del sistema de producción que hoy los excluye.


Estrategia abordada:

En este marco y ante la demanda de acceder a herramientas de trabajo manuales, el Ministerio de Asuntos Agrarios de la prov. de Buenos Aires y el IPAF región pampeana de INTA consideraron interesante poder realizar una serie de talleres de capacitación en fabricación e innovación de herramientas manuales.

Esta capacitación se enmarcó dentro del proceso de investigación- acción, en una instancia en la que se pretende profundizar una “demanda aparente” o puntual, en este caso, la necesidad de adquirir herramientas de trabajo y habilidades para su fabricación.

Durante la experiencia se fabricaron las herramientas manuales mas utilizadas por los productores que son en su mayoría hachas (para cortar ramas y raíces), pisones (para armar invernaderos), azadas, diferentes tipos de zapines (para carpir, cortar los yuyos y mover la tierra) y plantadores, entre otras. Los agricultores pudieron hacer innovaciones en las herramientas fabricadas según sus criterios (tipo de materiales a usar, formas y ángulos de las herramientas), también aprendieron nociones básicas de herrería (soldadura, manejo de los materiales, entre otros). Los agricultores se llevaron las herramientas fabricadas para utilizarlas en sus quintas y después de un tiempo se realizaron entrevistas para evaluar el trabajo realizado.


Tecnología apropiada:


Si bien nuestra concepción de apropiación de tecnologías tiene que ver con un proceso más que con el cumplimiento estático de algunos parámetros, podemos decir que los talleres permitieron fabricar herramientas manuales mejoradas según los criterios de los productores y adaptadas al manejo de los cultivos locales. Caracterizar a las herramientas fabricadas durante la presente experiencia como baratas, que utilizan materiales locales y reciclables, que se generan en concordancia con la cultura e intereses locales y su mantenimiento y reparación puede ser realizado por los mismos usuarios, es un paso importante, que aún no supera la instancia de validar herramientas rescatando algunas variables consideradas como “apropiadas”, pero que para el grupo de productores fue un avance hacia el reconocimiento de que no todo lo de afuera o lo que el modelo nos propone es mejor.


Caso 2:

Este caso se trata de la organización “Asociación de Productores Familiares de Cañuelas” (APF Cañuelas).

Características socio-productivas:

Los integrantes de APF Cañuelas producen alimentos para autoconsumo y venta. Algunos se especializan en algún tipo de producción como conejos o chanchos, pero en general poseen una base diversificada de producción (huerta, granja, ganadería, frutales), trabajan dando valor agregado a sus productos por ejemplo, elaborando conservas, dulces, mermeladas, chacinados, etc. y tratando de aprovechar al máximo los subproductos de cada producción. Un ejemplo de ello es el caso de la cría de conejos en la cual se aprovecha la piel, las patas, la bosta y restos de comida que cae al suelo. El producto principal para la venta es la carne pero también se hacen escabeches y conservas.

Basan su actividad productiva en principios agroecológicos puntualizando en la disminución del uso de insumos externos, el cuidado de los recursos naturales y la humanización del trabajo. Siguiendo con el mismo ejemplo, para la cría de conejos arman sus propias jaulas, producen el alimento (alfalfa y parte del alimento balanceado), generan condiciones de bajo stress para los animales (jaulas amplias, limpias, con música) con lo que logran disminuir las enfermedades y utilizar menos remedios. Esta concepción se presenta a lo largo de todo el proceso productivo, es decir, que cada parte del sistema que desean mejorar, ya sea la producción de verduras, carne, alimento para los animales, lo hacen buscando aplicar los principios de la agroecología.

En general, los agricultores familiares de Cañuelas son originarios de distintos lugares de la provincia de Buenos Aires y tienen arraigada la idea de “producir alimentos familiarmente”, como también la preocupación por lograr su soberanía alimentaria y una “convicción de construcción social y política bastante marcada”.

La presente experiencia de trabajo con ellos surge de diversas instancias de encuentro, entre ellas, aquellas en donde se definieron las líneas de investigación del IPAF región pampeana. Las demandas planteadas por la organización son de índole variada, pasando desde aspectos socio-organizativos hasta cuestiones puramente técnicas, como ejemplo se pueden mencionar problemas de suelo (piso de arado); problemas de ardido de alfalfa en el campo durante la cosecha; la necesidad de sistematizar la experiencia de trabajo en cunicultura; el apoyo para construir participativamente un protocolo de producción para la comercialización conjunta, etc. En este contexto, surge claramente una necesidad de validación de tecnologías “apropiadas” en diferentes momentos del proceso productivo cunícola, considerado una de las actividades más importantes del grupo.

Hasta aquí se presentaron algunas de las problemáticas o demandas que esta organización presenta, ahora resulta necesario contextualizar a la misma, para poder luego presentar la estrategia abordada, con el fin de obtener elementos para su análisis.


Contexto conceptual:

Se visualiza que la concepción de la actividad productiva de los agricultores familiares de Cañuelas se encuentra inmersa en un paradigma no convencional o alternativo. Su anhelo por producir alimentos sanos, cuidando el medio ambiente y con soberanía alimentaria los involucra en un proceso de organización comunitaria y por lo tanto sus demandas y estrategias tienen que ver con la idea de recorrer un camino hacia sistemas de producción sustentables. Estos se caracterizan por la disminución del uso de insumos externos, el aprovechamiento de los recursos locales, la potenciación de los procesos ecológicos y por la construcción colectiva de una identidad propia. Para ello buscan incorporar y/o recrear aquellas tecnologías que pueden aportar a su sustentabilidad y al fortalecimiento de su organización.


Estrategia abordada:

La estrategia abordada por el IPAF región pampeana ha sido desde dos perspectivas, por un lado, se profundizó el conocimiento de la situación socio-productiva de las familias productoras de Cañuelas, a través de la realización de visitas y entrevistas a sus integrantes y por otro lado, se participó de diferentes instancias (talleres de capacitación, reuniones definitorias de líneas de trabajo, experiencias de intercambio con agricultores de otras localidades) generando espacios de intercambio entre técnicos, productores e investigadores y poniendo en práctica el concepto teórico de intercambio de saberes. Finalmente se logra conformar un equipo, entre agricultores, investigadores y extensionistas que permite ir delimitando distintos problemas o áreas de interés para el trabajo conjunto, identificar algunas hipótesis y planificar en función de ello las actividades pertinentes.


Tecnología apropiada:

En esta experiencia vemos el cambio conceptual operado por gran parte de los integrantes de la organización. Queda claro que su finalidad es producir desde una propuesta agroecológica y avanzan en ese sentido desde distintas aristas socio organizativas, económicas y ecológico - productivas. Su mirada para la implementación de tecnologías se ha desarrolado a partir de mejorar y hacer más eficiente los distintos momentos que incluyen las prácticas de manejo involucradas en procesos productivo cunícola. Es así como se avanza en la validación de un multiarado para el laboreo del suelo, una estrusadora peleteadora para el manejo de la alfalfa, el mejoramiento de las jaulas para los conejos, bebederos que optimicen la alimentación, el manejo con insecticidas biológicos para el control de plagas y enfermedades, etc. En este contexto, se ha podido avanzar en relación a la experiencia anterior, porque se parte de una aceptación de que hay otra forma posible de producir y se ha tomado la decisión de hacerlo a partir de la validación e implementación de distintas tecnologías “apropiadas” haciendo más eficiente el proceso productivo en las distintas instancias que involucra el mismo. Se piensa desde una relación hombre-naturaleza distinta, donde el hombre se siente parte y no se mira como un manejador de recursos para extraer de la misma según intereses puramente económicos, sino desde un lugar de respeto y aceptación de la necesidad de conservar los recursos y el capital natural, entendiendo que es uno de los aspectos que garantizarán la permanencia de la organización y la continuidad de las generaciones futuras.


Caso 3:

Características socio-productivas:

La Cooperativa APF surge con la finalidad de mejorar las condiciones de vida de las familias y a construir una propuesta agraria desde la Agroecología. Se creó esta forma organizativa de las familias productoras para garantizar la representación de los pequeños productores en la zona y desarrollar proyectos productivos de carácter ecológico que permiten impulsar la auto subsistencia y seguridad alimentarías junto a la venta de excedentes en el mercado. La Cooperativa Agropecuaria de Productores Familiares actualmente produce aves para huevos, pollos para carne, horticultura, y cunicultura.

Cuenta con una planta para la elaboración de alimentos balanceados. La Cooperativa funciona en La Carolina Rural que pertenece al partido de Florencio Varela, ubicado a 24 Km. al sur de la Capital Federal y está formada por 28 familias. Es un sector marginado del desarrollo, cuya población mayormente vive en condiciones de pobreza y de extrema pobreza. Las familias provienen de migraciones internas de las provincias del norte y de países limítrofes, expulsados por el mercado de trabajo buscan recursos para la sobrevivencia. La actividad económica se centra en la relación familia-tierra, sin mediaciones tecnológicas de importancia, baja productividad y con suelos decapitados escasamente fértiles. La mayor parte posee activos, en particular tierra, cuyos derechos de propiedad no son suficientemente seguros (ausencia de títulos registrados). Por otro lado se contemplan las familias que integran el Programa de Desarrollo Local Sustentable de CEDEPO (Centro Ecuménico de Educación Popular), que corresponden a unas 250 familias. La cooperativa ha alcanzado un mayor protagonismo en la Mesa de Organizaciones de Productores Familiares de la Provincia de Buenos Aires, siendo motor de articulaciones con organizaciones, y con el Estado.

Las familias que integran la cooperativa se caracterizan por tener una producción diversificada, esto implica que poseen más de 3 actividades productivas en las quintas. Sin embargo, lo cotidiano y las urgencias hicieron que generalmente focalicen sus prácticas en 1 o 2 de las actividades principales y han encontrado que aún no logran poder planificar armoniosamente el conjunto de las actividades y ven que descuidan algunos componentes, sub-aprovechando los recursos disponibles. La demanda de los técnicos y productores de la organización fue la necesidad de comenzar a integrar estos componentes del sistemas productivo, intentar trabajar con el grupo la identificación y revalorización de todos los recursos con los que se cuentan en las quintas y avanzar hacia una mirada sistémica e integradora que permita potenciar los procesos y funciones que ocurren en el agroecosistema.


Contexto conceptual:

Al igual que la experiencia anterior, queda claro el marco conceptual agroecológico es desde donde se para la organización para su proceso de desarrollo. Está incorporada la idea de producir junto con la conservación de los recursos naturales, y la inclusión de los sectores rurales excluidos por el actual sistema. El objetivo de producir alimentos sanos preservando la integridad del ambiente y con soberanía alimentaria es un desafío permanente y así es que la organización se plantea estrategias para lograrlo. Para ello buscan incorporar y/o recrear aquellas tecnologías que pueden aportar a su sustentabilidad y al fortalecimiento de su organización.

Estrategia abordada:

En el marco del proceso de investigación acción participativa se llevó a cabo una reunión con los técnicos de la organización y los investigadores del Ipaf para acordar y planificar las acciones a seguir en el marco de la presente IAP. Se acordó que uno de los objetivos principales del proceso sea poner en valor los elementos presentes en los predios de la organización y analizar cómo es la relación entre los mismos para lograr entender, a la hora de tomar una decisión tecnológica, cual es la “más apropiada”. Se realizaron los primeros talleres y se decidió elegir “fincas de referencia” para avanzar en el análisis de las funciones e interrelaciones de los componentes del agroecosistema a nivel predial.


Tecnología apropiada:

Estos sistemas altamente diversificados tienen una lógica de manejo dada por los productoras/es en su continua interacción con el medio, de respeto y valorización, donde se rescata un importante conocimiento tradicional (familiar), otro generado en la propia experiencia individual y colectiva, y otra buena parte basada en la relación “recursos disponibles” y “necesidades que van surgiendo en el día a día” (Cittadini, 2001). En esta situación, vemos que a diferencia del caso anterior, el grupo ha logrado detectar la necesidad de avanzar en una visión integradora del manejo de sus sistemas productivos, por un lado, para hacer más eficiente el aprovechamiento de los recursos locales con los que cuentan las familias y por el otro, para poder pensar, desde esta mirada, el impacto que genera la incorporación de una nueva tecnología o forma de manejo en cada uno de los componentes del sistema, con la finalidad de optimizar los procesos ecológicos y su dinámica en el tiempo y minimizar los impactos negativos que ocasionan dicha elección. Esto se ve reflejado en una realidad con la que se enfrenta la organización: la posibilidad de acceder a un subsidio para incorporar biodigestores familiares; estos son catalogados como “tecnologías apropiadas” para la generación de biogas, necesario en determinados momentos del año para calefaccionar, por ejemplo, las parideras y evitar perdidas por el frío. La inclusión de una nueva tecnología (biodigestor) genera un desvío del recurso “materia orgánica” que sale de un lugar para ir a otro y que termina transformándose en un subproducto que no vuelve a cumplir la misma función que cumplía antes en los suelos. La preocupación es evaluar el impacto que tienen en el agroecosistema al interferir inevitablemente en uno de los procesos más importantes como es el ciclo de la materia orgánica.

Esta lógica de pensamiento permitiría intervenir en el sistema en forma adecuada, o sea, adaptando o no la tecnología de manera que favorezca el mejor uso de los recursos y logre la sustentabilidad del sistema y la permanencia de las familias.


Algunas reflexiones sobre las experiencias:

Se trabaja con una estrategia diferente según la negociación de los diferentes intereses y visiones en cada caso. En el primero, respondiendo a una demanda puntual: el acceso a herramientas manuales, pero no solamente para satisfacer la misma, sino con el fin de crear un ‘espacio’ de desarrollo de tecnologías. A partir de ese espacio es que se penetra en el sistema de la agricultura familiar y se comienza a cuestionar y replantear las formas de producción, se discuten alternativas y se buscan soluciones permitiéndonos incursionar más allá de las propuestas del paradigma dominante. Puede observarse que estas demandas y la estrategia planteada va en el sentido de complejizar el espacio creado, establecer un diálogo entre técnicos y productores donde además de contribuir a satisfacer una demanda puntual se comienza a ampliar el horizonte de la misma redefiniendo esa demanda inicial y abriendo así “un campo de posibilidades de acción-intervención” según los términos de Simöes (2004).

Tanto en el 2† caso como en el anterior, se parte de demandas puntuales que se intentan abordar aplicando conceptos de la agroecología pero sin pensar en la interrelación existente entre diferentes componentes del sistema. Por ejemplo: ante un problema de suelo se piensa en el cambio de la herramienta de laboreo sin profundizar demasiado en otros factores que también contribuyen a generar ese problema, es decir falta profundizar en el análisis, las causas que originan determinadas situaciones consideradas como problemas. Y justamente este es el punto que se pretende trabajar desde el espacio de reflexión-acción que se genera a partir de la confluencia de visiones.

En el segundo y tercer caso, se cuenta con una concepción agroecológica que facilita o permite avanzar más rápido hacia el análisis con una visión sistémica y en ambos casos se encuentra fortalecida la idea de que el hombre es parte de la naturaleza. Sin embargo y principalmente en el caso 2† de los productores de Cañuelas, aún los problemas que se visualizan son de forma un tanto aislada del contexto inmediato y por lo tanto las soluciones que se proponen también son aisladas y puntuales.

Es decir, en las experiencias 1† y 2† se consideró que “los pedidos inmediatos constituyen una ‘demanda aparente’, o sea una manifestación de deseos y voluntades de individuos atravesados por juicios de naturaleza diversa (política, ideológica, económica, científica, etc.). Es necesario mediar entre esas visiones a fin de llegar a una “demanda negociada” y definir así, un campo de posibilidades de acción-intervención, que será colocado en práctica” (Simöes, op.cit.). En la experiencia 3† de los productores de APF estamos en condiciones de decir que se avanza en una dirección donde prevalece la reflexión y se consolida la idea de “pensar” antes de “actuar”, y prevenir las consecuencias posibles de cada decisión tecnológica que el grupo tome ante la resolución de un problema determinado.


Consideraciones finales:

Se visualiza a partir de los casos analizados, la necesidad de explicitar el marco teórico que subyace a la intención de incorporar tecnologías apropiadas en el proceso de desarrollo, ya que no da igual pensar las mismas desde el enfoque propuesto por el paradigma dominante, que desde un enfoque que busca la sustentabilidad y permanencia de la agricultura familiar. Para ello la Agroecología debe generar soluciones tecnológicas en un contexto hegemónicamente adverso. De allí surge la imprescindible necesidad de elaborar una estrategia para establecer una relación dialéctica entre la Agroecología y una realidad en la que la mayoría de los actores poseen una visión distinta. Esta estrategia se basa en la generación de nuevos conocimientos construidos en forma participativa con los actores de la agricultura familiar.

Para el abordaje en los tres casos planteados se parte de la idea de generar un espacio de trabajo y de intercambio de ideas y visiones, construyendo un espacio de reflexión- acción, el cual requiere de un abordaje diferente según el grupo de agricultores, sus características socio-productivas, las demandas planteadas y necesariamente se requiere caracterizar desde que contexto teórico o conceptual se piensa la realidad.

En cada espacio generado con cada grupo de agricultores se considera que “el proceso de adopción tecnológica es complejo debido a que no sólo están en juego factores técnico-productivos, sino también una intrincada red de relaciones sociales donde los agentes involucrados confrontan lógicas distintas, desarrollan actividades muy diferentes y pugnan por lograr un mejor posicionamiento en el campo donde desarrollan su actividad socio-económica” (Caceres, 1997)

Por lo tanto resulta importante respetar y tomar como base para el trabajo la demanda planteada y es por esto que en todos los casos la construcción de ese espacio de reflexión-acción parte de los planteamientos iniciales de los agricultores y va tomando distintas forma con el aporte de las visiones de técnicos, agricultores e investigadores.

Para abordar esta realidad es importante en primera instancia comprender el contexto social y cultural del hombre en su sentido más amplio. Es necesario insistir en algo tan general como la razón de ser histórica y cultural: durante años el paradigma dominante ha pensado al hombre por fuera de la naturaleza y con la misión explícita de usarla y dominarla, como también supuso contextos socio-culturales homogéneos. Hasta la ciencia de nuestros días insiste en aislarnos de nuestras acciones en el entorno e imagina nuevas formas de dominación y de mitigación posterior. Podemos al mirarnos darnos cuenta de las leyes que rigen estas costumbres que nos parecen naturalizadas, que están incorporadas en nuestro cotidiano trajín.

Solo si pensamos y nos paramos desde otros posicionamientos y marcos conceptuales podemos distinguir que pueden existir, por ejemplo, otras formas de concebir la tierra, y otras formas de cultivar y de prestar atención a la naturaleza y a los coletazos de nuestras acciones (IPAF Pampeana, 2007).

Es elemental en la construcción de un nuevo paradigma atender a las relaciones que nos constituyen y entonces, analizar y posicionarnos en principio, bajo que paradigma tecnológico nos paramos a la hora de decidir la tecnología a desarrollar. En las situaciones que planteamos en este trabajo se hace un esfuerzo por entender estas posturas y construir estrategias a partir de potenciar aquellos aspectos que fortalezcan nuevas pautas agrícolas en relación con nuestros hábitos y con nuestra manera de intervenir en la naturaleza.

También se ha hecho el esfuerzo de profundizar en todos los elementos que aparecía desde la diversidad cultural presente en los grupos para avanzar en esas otras maneras de entender el mundo y la agricultura, es decir, otras culturas con otras reglas y saberes. Y es en esa doble reflexión, entre lo nuestro y lo ajeno, en donde la diversidad es riqueza y nos enseña. Y también es allí donde la dimensión tecnológica adquiere su significado e interroga la conveniencia de nuestras pautas culturales, a la vez que aprende de nuestros propios conocimiento y de aquellos que nos ofrecen otras culturas. Podemos partir asumiendo que las prácticas culturales de manejo que apunten a la sustentabilidad serán definidas de manera distinta por cada grupo, siendo más o menos estrictos, más o menos concientes de su necesidad según quien hable. Es justamente en este sentido que se trabaja con cada grupo, en donde, según las particularidades descriptas se avanza y de manera conjunta se entiende, construye e implementa la sustentabilidad. Por supuesto, que entendemos cada una de las realidades presentadas como un proceso, en determinados momentos lento, sujeto a los vaivenes del grupo y/o la organización, pero donde con certeza podemos darnos la posibilidad de discutir lo que nuestra cultura acepta o está dispuesta a aceptar, empezar a hacer visibles nuestros hábitos de consumo y producción, traer a la mano las múltiples dependencias entre lo rural y lo urbano, entre la salud y los alimentos, entre la política y las decisiones a largo plazo, entre el dinero y el cuidado de los recursos naturales, etc.

Creemos que será en el ejercicio de este pensamiento crítico donde podamos empezar a vislumbrar los cambios que debemos implementar en nuestra doble función de pensar las tecnologías y a la vez ser parte de esta cultura. Entonces, y solo como un comienzo más bien propositivo, el requisito de “tecnología apropiada” debe necesariamente vincularse a prácticas que, al mismo tiempo que no contradigan los principios ecológicos, económicos y productivos, permitan que exista la posibilidad de hacerlas de otra manera y que el sistema mayor en las que están inmersas no se vea degradado.

Por lo tanto, esto requiere generar nuevos conocimientos basados en la pluricausalidad y multidimensionalidad de los problemas (Iermanó y Marasas, 2007). Para ello es necesario desarrollar un proceso participativo de generación y validación de conocimientos, en el cual todos los actores reflexionan acerca del funcionamiento de los sistemas productivos, para poder alcanzar la sustentabilidad de los sistemas en los que viven las familias, mejorando su calidad de vida.

En nuestro caso, la tecnología generada para la agricultura familiar necesariamente debe ser abordada en el marco de un enfoque de sistemas en el cual los procesos que determinan su uso, apropiación y apropiabilidad son un resultado de la confluencia de múltiples factores, que interactúan de tal manera, que no puede ser descripta por la simple adición de cada uno de sus componentes. Ello supone concebir cualquier problemática como un sistema cuyos elementos están interdefinidos y cuyo estudio requiere de la coordinación de enfoques disciplinarios que deben ser integrados en un enfoque común (García, 2006).


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